La pintura fue realizada en un antiguo convento franciscano en la Sierra Norte de Puebla
El descubrimiento ocurrió durante los trabajos de restauración ejecutados en ese recinto
Por falta de recursos no se ha explorado más, indicó la especialista Ángeles Rodríguez
Jueves 17 de diciembre de 2009, p. 3
Zacatlán, Pue., 16 de diciembre. Jaguares, conejos, venados, abejas, casas con techumbre de paja, personajes españoles e indígenas en actividades cotidianas son fragmentos de la pintura mural hallada de manera fortuita durante el proceso de restauración de uno de los conjuntos conventuales franciscanos más importantes de la América virreinal, ubicado en el municipio serrano de Zacatlán.
Zacatlán, voz náhuatl que significa lugar donde abunda el zacate
, fue fundada por mandato de Hernán Cortés en 1522 en las cercanías de un asentamiento prehispánico originalmente habitado por otomíes y posteriormente por toltecas y chichimecas.
Tan sólo dos años después de la creación de la ciudad, en la Sierra Norte de Puebla, se comenzaron los trabajos para la construcción de lo que sería el convento más antiguo del estado de Puebla y el primer templo de planta basilical en México.
Con una inversión de 16 millones de pesos, aportados por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), por conducto de la Dirección de Sitios y Monumentos, la restauración se realizó en tiempo récord de siete meses, pese a la monumentalidad del histórico inmueble. Se logró descubrir únicamente 10 por ciento de la pintura mural del templo dedicado a San Francisco de Asís.
El equipo que trabajó para que la obra quedara concluida antes del cierre de 2009, estuvo integrado por unos 150 trabajadores, entre especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Secretaría de Cultura local y estudiantes del Instituto de Artes Visuales del Estado.
Rescate de vigas originales
En entrevista con La Jornada, María los Ángeles Rodríguez, restauradora independiente y responsable del proyecto, a cargo de la constructora Gardeko, aseguró que en esta primera etapa de intervención del inmueble, la falta de recursos impidió que la totalidad de las pinturas fueran descubiertas. Sin embargo, hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance, pues no había presupuesto asignado a este maravilloso evento
.
Según su experiencia, la especialista consideró que es muy factible que los mil metros cuadrados de superficie del templo estén tapizados con estos murales, que datan aproximadamente de 1530
.
En el recorrido por la amplia superficie del recinto, también se observan algunos florones, portales, tres cruces del Calvario y en una de ellas el santo sudario, algunos fragmentos de imágenes de San Cristóbal y San Francisco de Asís, así como tres arcos de medio punto que habían permanecido tapiados. Asimismo, se recuperó la sala De profundis y la sacristía.
Por vez primera, más de 2 mil habitantes de Zacatlán que asistieron al acto inaugural encabezado por el gobernador Mario Marín Torres y por Raúl Delgado Llamas, del CNCA, vieron la cenefa color ladrillo que rodea el perímetro del inmueble y que estuvo sellado con adocreto; por lo que se planteó la necesidad de realizar una segunda etapa de intervención que incluya el claustro.
La magnitud y originalidad de la pintura mural descubierta hacen del templo un sitio de admiración social y discusión académica. Este descubrimiento refleja una vez más la contribución hecha por los franciscanos al nuevo mundo durante los siglos XVI y XVII.
Uno de los obstáculos para la restauración, se debió a que el ex convento franciscano de Zacatlán sufrió dos fuertes incendios, en diferentes épocas, además de la severa humedad que hay en los muros.
Esto impidió recuperar algunas pinturas que ya presentan daños irreversibles; además de la desvencijada estructura de la techumbre, que se volvió a tejer. Fue un trabajo cuidadoso
, opinó el arquitecto Emilio Velásquez, supervisor de la obra, asignado por INAH.
Pese a ello, afirmó que se rescató 95 por ciento de las vigas de madera –previo análisis de la corteza–, que datan de más de 400 años.
En tanto, el titular de la Secretaría de Cultura local, Alejandro Montiel Bonilla, impulsor del proyecto, informó que este rescate fue posible gracias a la colaboración de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, ejecutante de la obra, y del INAH, que garantizaron la correcta ejecución de los trabajos, así como con la presencia de la comunidad y los religiosos del municipio.
Recordó que el cronista franciscano fray Juan de Torquemada fue prior del convento de Zacatlán en el siglo XVII, y en los muros de este conjunto fue donde comenzó la redacción de su célebre obra Monarquía indiana.
Derrama económica
–¿Qué pasará con el antiguo claustro, que también forma parte del conjunto conventual? ¿Será la Casa de la Cultura del municipio, como planteó originalmente el gobierno del estado? –se preguntó a Montiel.
–La idea es que trabajemos de manera coordinada desde la Secretaría de Cultura, con el municipio y el párroco Elpidio Mora, pero todavía está pendiente a qué será destinado.
Con las Leyes de Reforma, el claustro pasó a ser propiedad del Estado y se convirtió en la primera escuela laica de Zacatlán.
En el inmueble intervenido se hicieron liberaciones, consolidaciones, restituciones e integraciones, respetando su historicidad, y mediante este proceso se devolvieron al templo las características que sustentan su valor arquitectónico desde 1567, año en que concluyó la construcción.
Dentro de un amplio abanico de trabajos realizados, en la intervención destacan aquellos que fueron esenciales para la conservación de las características originales del inmueble.
La liberación de agregados colocados en intervenciones anteriores, la integración de una nueva instalación eléctrica y la consolidación de la pintura mural, fueron tareas ineludibles.
Las tejas de la cubierta fueron retiradas, limpiadas una a una y recolocadas de modo manual, para recibir la aplicación por inmersión de un hidrofugante que cumple la función de impermeabilizante.
La falta de capacidad estructural de las vigas del convento fue solucionada con la integración de prótesis, conservándose así la viga antigua sin sacrificar la sección que se encontraba en buen estado.
Asimismo, se realizaron más de 200 metros cuadrados de calas y trabajo de descubrimiento de pintura mural con bisturí y medios manuales.
Casi al concluir el acto, el gobernador Mario Marín dijo que los 2 mil metros cuadrados de obra en el templo arrojó una derrama económica directa e indirecta superior a 10 millones de pesos, por la creación de empleos y otras actividades de carácter comercial.
El impacto de esta restauración no sólo repercutirá en el ámbito de la conservación del patrimonio cultural, sino en el desarrollo turístico de la región, por lo emblemático de su presencia y como detonante de otras acciones de beneficio regional.
En el estado de Puebla subsisten conjuntos conventuales franciscanos de similar importancia y magnificencia al de Zacatlán, como el construido en Tecali de Herrera y Quecholac.
Sin embargo, el edificio de Zacatlán es el único que a 442 años de su edificación continúa en funciones.