Unos 100 mil manifestantes exigen acciones para salvar el planeta y cambiar rumbo económico
Sujetos con el rostro cubierto atacan a fuerzas del orden; éstas se lanzan sobre la muchedumbre
Domingo 13 de diciembre de 2009, p. 33
Copenhague, 12 de diciembre. Una multitud de manifestantes ha inundado el centro histórico de la capital danesa. Más allá de cualquier expectativa, la marcha internacional convocada para este sábado reunió más de 100 mil personas pertenecientes a decenas de organizaciones, tanto de la red Climate Justice Action (CJA) como de la coalición Climate Justice Now (CJN). El llamado tuvo también una importante eco global: hubo manifestaciones en muchas ciudades del planeta.
En un principio, manifestantes vestidos de negro y con el rostro cubierto lanzaron un ataque contra las fuerzas del orden danesas. Luego de unos minutos los atacantes se dispersaron entre la multitud, simplemente cambiando de ropa; entonces la policía intervino con el autoritarismo ya mostrado en días pasados. Más de 400 personas fueron detenidas, la mayoría sin relación con el ataque del mal llamado bloque negro. De los arrestados el día anterior la mayoría fueron liberados, aunque a 14 se les instruyen sumarios en estas horas. Primeros veredictos: un liberado por falta de elementos, y un ciudadano estadunidense condenado a 40 días de cárcel.
Cambio sistémico, no climático
Al mediodía de este sábado, tras suspenderse las actividades del KlimaForum09 –el foro alternativo a la conferencia de la COP15–, la plaza Bertel, frente al parlamento danés, comenzó a llenarse de miles de colores de la decenas de organizaciones. Las de signo ecologista fueron las más visibles en un primer momento, por su mayor capacidad organizativa. Sin embargo, al cabo de una hora era casi imposible distinguir quién era quién: una enorme mancha coloreada, un arco iris de banderas, mantas y carteles que poco a poco se transformó en un reclamo de miles de voces, decenas de idiomas distintos, hacia los llamados poderosos del mundo
, no sólo para que tomen decisiones sabias y en favor del planeta
, sino para que cambien el rumbo de la economía con el fin de encontrar un sistema que no destruya al planeta y la vida que existe en él.
Tom Kucharz, de Ecologistas en Acción, parte de la coalición CJN, está entusiasmado con los éxitos de la marcha. Hoy es la manifestación que comienza una nueva convergencia global de todos los movimientos sociales, de todos los continentes y de muy distintas culturas políticas que exigen un cambio del sistema económico mundial para conseguir la justicia climática
, afirma. Acerca de la relación con la conferencia de COP15, Kucharz es claro: Tenemos a CJN, que comprende distintas organizaciones, como son Vía Campesina, Amigo de la Tierra, etcétera, que hacen trabajo de presión en la conferencia oficial y traen información hacia fuera, hacia el foro alternativo
. También hay algunos gobiernos, como el boliviano, que llevan propuestas ampliamente compartidas por el movimiento social que hoy está aquí
.
Fuera de esas excepciones, la COP15 es una farsa
, sostiene. Explica que la marcha del 12 es también para denunciar la falta de legitimidad de los gobiernos que buscan soluciones falsas, acuerdos basados en los mecanismos de mercado
. Por eso la propuesta de movilización del próximo 16 de diciembre. “Una acción –precisa– que verá movilizaciones desde adentro de la COP15 por adherentes a CJN para que se rompa el cerco y se pueda generar la asamblea de los pueblos.”
Observa que hay un cambio de paradigma que obliga a los ecologistas clásicos a hablar también de economía. Conseguir la justicia climática significa luchar contra el capitalismo. La ecología social está consciente de que sólo se salvará al planeta si hay justicia social, y sólo habrá justicia social si hay justicia ecológica.
Y concluye: El éxito de la propuesta de hoy, que reúne a organizaciones antisistema, a ONG y a muchos más, es una clara muestra de que a 10 años de Seattle hemos dado algunos pasos: ya no estamos nada más para contestar, sino también con propuestas alternativas
.
En medio de la ya casi normal presencia policiaca que se deja ver en cada esquina de Copenhague, la marcha internacional tenía la clara y explícita intención de efectuarse de manera pacífica y coloreada. La intención era mostrarse, enseñar al mundo y a quienes se reúnen en la COP15 que el movimiento existe y es vital. Sin embargo, en los primeros kilómetros de marcha, unos 200 sujetos vestidos de negro y con el rostro oculto se lanzaron sobre la manifestación, primero ocupando un espacio entre los distintos contingentes, y luego atacando tanto a las fuerzas del orden como algunos edificios. Concluida su acción, se dispersaron entre la multitud, y entonces la desproporcionada reacción policiaca cayó sobre el resto de los manifestantes.
Primero los uniformados irrumpieron en la marcha para identificar y detener a algunas personas. En un segundo momento cortaron el largo río de gente al menos en dos partes, arrinconando a un importante grupo de manifestantes, en su mayoría de las ONG ecologistas. Al final del día se contaban más de 400 detenciones. Lo único que se sabe de los manifestantes es que fueron llevados, todos, a las cárceles especiales organizadas para la ocasión.
Tommaso Cacciari, el activista detenido un día antes y liberado tras un sumario realizado en la mañana del sábado, hijo del ex alcalde de Venecia y filósofo Massimo Cacciari, relató a la prensa: la policía me detuvo de manera arbitraria, cuando me detuve en una esquina a hacer unas llamadas. Me acusaron de ser un coordinador de disturbios, lo cual es absolutamente falso
. Luego lo llevaron a él y otros detenidos a un espacio muy grande, con jaulas de metal para cada uno
. De ahí, y hasta las dos de la madrugada siguiente, nos metieron en una celdas de aislamiento, sin ventanas ni nada
. Le impidieron comunicarse con un abogado y hacer sus necesidades fisiológicas.Te dicen (los policías) por favor y gracias, pero te tratan de manera autoritaria y antidemocrática
, denunció.