Santiago, 12 de diciembre. En una elección carente de pasiones, los chilenos elegirán el domingo a su presidente de entre candidatos impuestos por las cúpulas y a todos los niveles, consagrando a 18 senadores de una Cámara alta de 38 que se renueva por parcialidades y a un total de 120 diputados.

Se espera que de la presidencial salga una segunda vuelta, que el Senado regrese a manos del oficialismo actual y en la Cámara baja el comunismo gane entre dos y cuatro curules y acabe con la exclusión impuesta por el pinochetismo, y en cierta forma, tolerada por la centro-izquierda. Las minorías y mayoría actuales serán más o menos parecidas y los movimientos disidentes terminarán diluyéndose, indican las encuestas.

La única incognita será el impacto en el electorado de la revelación judicial de que el ex presidente Eduardo Frei Montalva fue asesinado en 1982 por la dictadura.

Despues del domingo surge la gran novedad: la posibilidad de una suerte de Frente Popular del siglo XXI, de demócratacristianos a comunistas para derrotar al postulante presidencial de la derecha Sebastían Piñera, pero que igual deberá proyectarse hacia el futuro para, entre otras cosas, redactar una nueva Constitución e impulsar una reforma tributara que entregue fondos para una mejor educación básica y secundaria y abra acceso a la universidad.

Son más las cosas que nos unen que las que nos desunen, asegura el candidato de la Concertación, Eduardo Frei. El postulante del Juntos Podemos-Frente Amplio, Jorge Arrate, busca establecer un frente programático contra la derecha.

Frei lo acepta: Si se revisan las propuestas básicas, hay un conjunto de ideas en que nos sentimos bastante cercanos.

Me satisface que Eduardo Frei haya dicho que ésta es una buena disposición y, por lo tanto, si él pasa a segunda vuelta, vamos a dialogar poniendo bases de acuerdo para unir fuerzas; y si yo paso a segunda vuelta, vamos a dialogar también, indicó.

Para Arrate, lo esencial es que las tres candidaturas no conservadoras establezcan claramente su compromiso de derrotar a Piñera, pues lo que el país necesita en estas horas es que los candidatos que no son de derecha le digan que Sebastián Piñera no será presidente de Chile.

El llamado no fue acogido por el comando de Marco Enríquez, absolutamente cerrado a la posibilidad de no pasar a segunda vuelta y con actitudes ambiguas frente a Piñera. Su coordinador programático, Esteban Valenzuela, calificó inesperadamente a Arrate de político mañoso y lo acusó de buscar acuerdos banales, que no incluyen una verdadera agenda progresista.

En todo caso, llamó a Frei a comprometerse con una reforma tributaria, antes de discutir cualquier tipo de pacto. Piñera, un multimillonario empresario de 60 años, considerado de la derecha pinochetista, se impondría con 44 por ciento, seguido del oficialista Eduardo Frei (31 por ciento); el independiente de izquierda Marco Enríquez (17 por ciento) y el comunista Jorge Arrate (7 por ciento), según una última proyección electoral. La alianza no conservadora lograría que Piñera no obtuviera el triunfo en primera vuelta, obligando a un segundo balotaje el 17 de enero, en que probablemente Frei sería el ganador.

Pero, en un gesto unitario, la Comisión Política del PPD acordó que los más de 7 mil apoderados en las mesas de sufragio del partido, defenderán los votos en favor de Eduardo Frei y de Jorge Arrate. Nos parece interesante lo que dijo Arrate respecto de comenzar una nueva mayoría. Si unimos fuerzas, se podrá derrocar a la derecha en segunda vuelta, aseguró Jorge Escobar, director ejecutivo de la campaña parlamentaria del Partido por la Democracia creado por Ricardo Lagos, quien según se sabe, se jugará a fondo por Frei en la segunda vuelta como ya lo hizo en estos últimos días.

La idea, agregó Escobar, es construir una gran mayoría progresista.