Es un deportista flojo que recurrió a diuréticos, refiere especialista
El furosemide oculta el uso de otras sustancias prohibidas, advierte
Martes 8 de diciembre de 2009, p. a15
El dopaje al que recurrió Julio César Chávez hijo lo único que demuestra es que es un deportista flojo y que no tuvo una buena preparación, opina el doctor Manuel Mata Figueroa, miembro de los servicios médicos de la Comisión de Boxeo del Distrito Federal y especialista en medicina deportiva.
Así anticipa el menos grave de los escándalos en los que estará envuelto el junior, que pone en evidencia una práctica recurrente en el boxeo, cuyas reglas de equidad se basan en las categorías de peso.
La sombra de polémica alcanzó a Julio César Chávez hijo justo cuando empezaba a soñar con un título mundial, después de 41 combates invicto, por el resultado positivo en una prueba antidopaje, que reveló el uso de furosemide, un diurético para bajar de peso, en este caso kilo y medio que le sobraba en su reciente pelea contra Troy Rowland, en Las Vegas, el 14 de noviembre pasado.
Ese siempre ha sido el problema de púgiles y entrenadores. La solución a la que recurren: si el peso se compone de 75 por ciento de agua, pues hay que bajarlo. ¿Cómo? Deshidratando al peleador. Así de simple. Y esa es la lógica con la que muchos entrenadores someten a sesiones tortuosas a sus pupilos para que no pierdan la contienda en la báscula. Aunque eso signifique mermar el potencial de los muchachos.
Antes utilizaban sistemas rústicos y poco favorables para el peleador, recuerda Mata. Desde el clásico vaporazo, hasta encerrarlos en autos con la calefacción al máximo, duchas calientes, cubrirlos de montañas de mantas, todo para lograr lo que no se consiguió en el gimnasio. Hoy la tecnología farmacéutica abre otras posibilidades. No obstante, el uso de diuréticos –prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje y el Comité Olímpico Internacional– tiene un alto riesgo para la salud de los boxeadores, quienes llegan deteriorados tras la deshidratación y por el esfuerzo que implica subir a un cuadrilátero en esas condiciones.
El mayor de los riesgos es que esos trucos
pueden afectar el desempeño cardiaco y desencadenar un paro, especifica Mata, convencido de que hace falta una regulación en este sentido con el fin de evitar situaciones peligrosas para los boxeadores.
Pero queda un ingrediente todavía más grave, advierte, porque este resultado positivo abre una puerta a la duda, ya que ese fármaco también lo utilizan algunos deportistas para ocultar el uso de otras sustancias prohibidas. Al método se le conoce como lavado
, para quedar limpio y sin rastros cuestionables.
La verdadera solución, recomienda, es revisar el reglamento vigente en el boxeo, cubrir ese vacío, y después de un análisis integrar el tema del antidopaje, porque eso reduce muchos riesgos en un deporte que de por sí es peligroso. En eso coincide el presidente de la comisión capitalina de boxeo, Rafael Herrera, porque hasta ahora el único control es el de la confianza en la limpieza
de los púgiles.