Política
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Esta vez no estuvieron con ellos ni diputados ni políticos

Incansables y festivos, no muestran desgaste al acompañar a su dirigente
 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de diciembre de 2009, p. 5

Los electricistas no se cansan. Para resistir, marchar, gritar y dar sorpresas, son inagotables.

Y ayer, tras haber caminado desde los puntos de entrada a la ciudad más alejados y permanecer de pie, atentos, combativos y hasta alborozados durante ocho horas en el Monumento a la Revolución, los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) acataron prestos la consigna de su líder, Martín Esparza, de marchar a Televisa-Chapultepec.

Enjundiosos y a paso veloz se desplazaron sin mostrar el menor desgaste físico. En un santiamén llegaron más de 10 mil a las oficinas de la televisora y continuaron su retahíla de consignas y exigencias.

Caminar hasta las instalaciones de la avenida Chapultepec fue para ellos, y no se diga para la policía capitalina y los automovilistas, una gran sorpresa; ésa que desde temprano tenían reservada los líderes gremiales y que Esparza fundamentó en el daño moral que representa para ellos el archirrepetido espot (en radio y televisión) donde una voz masculina se presenta en un domicilio y, haciéndose pasar por enviado de Luz y Fuerza, exige a una mujer un pago de mil 500 pesos.

Es una campaña criminal que ofende a los trabajadores, había dicho el líder en entrevista banquetera a un lado del campamento donde 10 mujeres electricistas sumaron ayer 12 días en huelga de hambre. Ellas, comentó también, ya presentan presión baja y evidente disminución de peso. Pero el único responsable de su salud es Felipe Calderón Hinojosa.

Ausentes esta vez los diputados y otros personajes de la política en la llamada “toma simbólica” de la ciudad, Esparza Flores caminó rodeado por sus compañeros desde el cruce de Reforme e Insurgentes hasta el Monumento a la Revolución. Y en ese recorrido, el líder sindical desconocido por las autoridades laborales, y que ayer fue ratificado por el voto a mano alzada de sus seguidores, se veía a sus anchas.

Tanto, que cuando el contingente pasó frente al edificio marcado con el número 93 de Paseo de la Reforma –resguardado por 65 policías federales, porque ahí tiene oficinas el secretario del Trabajo, Javier Lozano– se sumó divertido y repitió varias veces–con su seña correspondiente– aquello de: preparen, apunten... güevos.

Los electricistas y las organizaciones solidarias desbordaron la Plaza de la República, como sin duda lo hubieran hecho en el Zócalo capitalino. Desde el mediodía la multitud derribó una endeble valla metálica que dividía en dos la gran explanada. Los contingentes, sobre todo el que llegó por la calzada Zaragoza, porque ahí venían miles de maestros de la sección 22 de Oaxaca, ocuparon la calle del mismo nombre hasta Reforma, justo donde se encuentran las oficinas del ISSSTE.

La reproducción de botargas y otros monigotes con la imagen del presidente Felipe Calderón y de Lozano Alarcón, el ingenio en las frases plasmadas en carteles y mantas, así como las parodias de canciones, como las viejas Bule bule y La Bamba (rebautizada como La Chamba) o Yo no soy esa mujer, a cargo de Édgar y Priscila, de Riesgo Eléctrico, hablan también del inagotable ingenio electricista.

Los del SME siguen organizados y acatando en todo momento la estructura tanto sindical como de adscripción laboral. De acuerdo con ellas cumplen sus movilizaciones y al rencontrarse con sus compañeros de siempre es evidente la emoción que los embarga.

Y se cuentan sus cosas, la manera en que sobreviven y mantienen la determinación de no cobrar el finiquito. Que si unos venden tacos, ropa, gorditas, jugos y hasta gel y aceite para coches por el rumbo de la clínica 32 del IMSS; que si otros, junto al deportivo Xochimilco, venden jitomates, y alguien más, piñatas por la avenida del IMÁN.

–¿Antes habían vendido algo? ¿Conocían del negocio de los tacos?

¡No, para nada! Yo estaba en el área de consumidores-contratos y mi esposa en tabuladores. Desde hacía más de 20 años trabajábamos en Luz y Fuerza, pero tenemos que hacer algo. Seguimos en esto. Decidimos no liquidarnos.

En el fondo, los 40 oradores de esa auténtica jornada de resistencia son aclamados por su actitud solidaria y cosechan los mayores aplausos cuando llaman a iniciar la huelga nacional.

¡A güevo!, lanza entonces el hombresote, como hace en cada concentración o asamblea sindical, y siempre en primera fila.