Ante un escenario en el que siete de cada 10 jóvenes aceptaron enfrentar situaciones de violencia (16.5 por ciento sexual, 15 por ciento física y 76 por ciento sicológica) en su relación de noviazgo, según datos del Instituto Mexicano de la Juventud, el mayor desafío para prevenir estas agresiones consiste en desnaturalizar la violencia y es en los centros educativos donde se han presentado las iniciativas más exitosas, señaló la representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) México, Susana Sottoli.

Al participar en el foro Violencia sexual en adolescentes, organizado por la Secretaría de Educación capitalina, dijo que es allí donde se tiene la oportunidad de romper estereotipos masculinos y femeninos como: los hombres no expresan emociones sino agresiones y las mujeres son más débiles por expresar con mayor facilidad sus emociones, ofreciendo alternativas a la socialización tradicional de género que las familias perpetúan.

Uno de los mayores desafíos en cuanto a prevenir la violencia en general y la violencia sexual y de género en particular consiste en desnaturalizarla, en entender que no sólo debemos alertarnos y reaccionar frente a las manifestaciones extremas de la violencia sino muy especialmente frente a las palabras y a los gestos cotidianos, socialmente aceptados y hasta celebrados como signos de una supuestamente adecuada identidad masculina, apuntó.

La clave, dijo, está en dotar de capacidades y competencias a los miembros de la comunidad educativa en la resolución no violenta de conflictos en cualquier entorno y en ofrecer alternativas a las formas en que se relacionan los adolescentes.