uve el placer de que Arturo fuera mi alumno en la división de posgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Fue, sin duda, el alumno más inteligente y destacado que he tenido nunca: conocedor como pocos de la materia de amparo, que era el curso que impartía; con una enorme facilidad para redactar escritos jurídicos; articulado y dotado orador.
Para presentar la primera edición de mi libro Introducción al estudio del juicio de amparo, le pedí al joven Arturo Zaldívar que me hiciera la presentación. Recuerdo que me contestó: Con mucho gusto, maestro, pero yo no tengo ninguna influencia, por qué no elige usted mejor a alguien famoso
, y le dije: no, estoy haciendo futurismo, Arturo
; tiempo después, lo consideré en el prólogo del libro mencionado como el mejor alumno de mi clase
.
Ha tenido para mí detalles verdaderamente conmovedores. En una entrevista que le hicieron en la revista Siempre afirmó: “Se dice que el maestro Góngora no tiene hijos… sí los tiene, somos todos sus alumnos”. Supe que en la Escuela Libre de Derecho sustituyó en la clase de amparo a don Juventino Castro y Castro, y desde entonces le ha dado lustre haciendo cátedra.
Durante la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que me tocó dirigir, propuse y fue aprobado por el tribunal pleno que formara parte de la comisión de destacados juristas que habría de redactar el proyecto de nueva ley de amparo, lo que hizo con gran inteligencia y dedicación. Poco después, presentó su examen doctoral con ese tema de la Nueva ley de amparo
. Su tesis doctoral fue publicada y le ha dado bien merecida fama nacional.
No me cabe la menor duda de que, vistos sus antecedentes académicos y su extraordinario desempeño como abogado litigante, será un muy destacado ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y habrá de escribir páginas gloriosas para este alto tribunal.
De entre las excelentes ternas que mandó el Presidente de la República al Senado, mi candidato indiscutible para el sitial de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es el doctor Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, cuya filosofía judicial conozco y comparto.
Texto del 27 de noviembre de 2009.