El diputado federal del Partido del Trabajo (PT) e integrante de la Comisión Ejecutiva Nacional Herón Escobar García admitió que la dirigencia nacional petista fue muy condescendiente con Rafael Acosta Ángeles, Juanito, al que consideró un vividor que se evidenció en la forma como ingresó antenoche al edificio delegacional de Iztapalapa: como un gandalla hecho.

El legislador, quien acompañó en Iztapalapa la campaña por el voto en favor de Acosta, en el acuerdo de que cedería el cargo a la perredista Clara Brugada Molina, refirió que hace unos 15 días se le informó que el partido ya no pagaría su estancia en el hotel Premier, donde se le hospedó desde la campaña, nos dijo que podía irse ese mismo día, al fin de que el PAN le pagaría en el Fiesta Americana.

Precisó en entrevista que Juanito le costaba al PT 70 mil pesos mensualmente, lo que ningún militante del partido, porque, además, se puso a su disposición un vehículo y un chofer, pero se volvieron insoportables las bacanales en comidas y cenas que pedía al hotel.

Por ello, consideró que no es casual que el mismo día en que se le dejó de pagar su estancia en el Premier, el miércoles pasado, acudió por la noche a la sede nacional del partido a presentar su renuncia como militante, aunque en su opinión, Acosta se expulsó a sí mismo desde el exabrupto en la Asamblea Legislativa, al tomar posesión, donde acusó al PT de traidor, cuando fue él quien traicionó su compromiso.

Escobar García retó a Juanito a que se regrese a vivir a Iztapalapa, ya que tiene tanto carisma como él dice.

Otro dirigente petista, Francisco Martínez Marcué, de la Comisión Ejecutiva Estatal, fue más duró en su crítica contra Acosta y apenas mencionar su nombre se le va en insultos al recordar que junto con el entonces comisionado político en el Distrito Federal y actual diputado local, José Arturo López Cándido, lo apoyaron con talleres de formación política y hasta le consiguieron sus primeras entrevistas con la prensa.

Afirmó que son los reflectores de la televisión lo único que busca y eso explica sus actitudes, como el que se haya presentado en la sede del partido para entregar su renuncia. Lo que quería era que le pusieran una madriza para hacerse la víctima. Qué bueno que no estaba yo allí, y que no lo vea, porque yo sí tengo autoridad moral para decirle en su cara las cosas como son, advirtió.