Queremos que venga Ebrard para que vea lo que hemos hecho con la cocina
, afirma
Este programa será básico para garantizar el derecho a la alimentación, dice el Ejecutivo local
Jueves 26 de noviembre de 2009, p. 37
De luchadora social a encargada de un comedor público. Carmelita tenía 35 años cuando llegó a Ermita Zaragoza, donde le dieron una casita. La gente estaba muy necesitada, no había luz, agua, transporte ni pasto para los jardines. Así empezó su lucha.
Como sabía leer y escribir, –hice hasta tercero de secundaría
–, le pidieron que enseñara a la gente de la zona. “Sin querer me hice de una tienda de la Conasupo, en la unidad Ermita, y luego me vine a la regional, donde conocí a Benita Galeana. ‘Eres grande, pero sabes dirigir’, me dijo un día”, rememora María del Carmen Martínez y Flores.
Luego, junto con otras personas, se instaló en una casa de la calle de Argentina, en donde comenzó ayudar a otras mujeres. Al principio les enseñábamos a leer y escribir, les dábamos desayunos y meriendas. Sacábamos desayunos del DIF. El Día de las Madres nos daban cosas que repartíamos.
Carmelita recuerda los días en que iba la luchadora social Benita Galeana. “Ella no sabía ni leer ni escribir, pero aprendió, y nos ayudó mucho. Venía a darnos pláticas. Una vez nos contó que tenía una cochinita, a la que le decía Medallita, pero que un día le dieron de comer un puerco bien sabroso. Resulta que era Medallita; ella se quería morir.”
Cuando Manuel Aguilera era regente visitó la casa; querían que se las donaran para seguir ayudando a la gente. Nos dijo que aquí se podían hacer pachangas
, por lo amplio.
Desde hace más de cuatro décadas, Carmelita llega entre las 8:30 y 9 de la mañana a la calle de Argentina, en el Centro, y se va a las 18 horas. Me sale caro irme, porque vivo en Ermita; el taxi me cobra 80 o 90 pesos, pero nada le hace, mi hija me mantiene y tengo la tarjeta que me dio Andrés (Manuel López Obrador). Es magnífica, me sirve para comprar la medicina de la presión
.
Entre risas comenta que el 8 de mayo (2009) le dijo a Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del DF, que quería que fuera al comedor. Dijo que sí, no ha venido. Hay que jalarle las orejas, queremos que por favor venga, para que vea lo que hemos hecho de la cocina.
Carmelita, de casi 80 años, es responsable de uno de los 243 comedores comunitarios que el Gobierno del Distrito Federal abrió a fines de abril para apoyar a las familias de escasos recursos. En éstos se ofrece sopa, arroz, guisado, frijoles, agua, tortilla y postre, por 10 pesos.
Ayer el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, advirtió que el precio de alimentos, como el maíz y frijol, aumentará 40 o 50 por ciento, en comparación con el 5 por ciento que subirán los salarios, por lo que anticipó que el programa de comedores públicos y comunitarios será en 2010 uno de los principales instrumentos de su administración para garantizar el derecho a la alimentación de las poco más de dos millones de personas en pobreza que viven en esta ciudad.
Como es costumbre, para no variar, nos fue bien mal en la distribución de recursos (en la Cámara de Diputados); entonces tenemos que defender nuestro programa, tenemos las previsiones hechas, haciendo ahorros y cancelando actividades, haciendo cosas con austeridad
, señaló Ebrard.
Al encabezar una reunión de evaluación de resultados y perspectivas de comedores comunitarios, el mandatario capitalino informó que de abril a la fecha han acudido a ellos más de cuatro millones de personas, de zonas de alta y muy alta marginación.