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El mexiquense está decidido a subir al podio en Londres 2012 o Río de Janeiro 2016

Éder Sánchez tiene la mirada puesta en la conquista del Olimpo

Estoy seguro de que lo bueno está por venir, dijo el mexiquense, reconocido como el mejor marchista de 2009 en 20 kilómetros

Aprendí de la derrota sufrida en los juegos de Pekín

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Éder pide que deportistas exitosos vengan a México a impartir clínicas y no solamente hagan visitas relampagueantes porque nada dejan al atletismo del paísFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Jueves 19 de noviembre de 2009, p. a13

La mirada está puesta en el futuro. Se vale soñar despierto como una forma de planear, para enfocarse, sin ninguna distracción, en ganar una medalla olímpica. El color del metal es lo de menos, conquistar el Olimpo es lo más valioso en el porvenir del andarín Éder Sánchez.

Reconocido como el mejor marchista del año en los 20 kilómetros, luego de adjudicarse el serial del orbe disputado en América, Europa y Asia, el mexiquense nacido en Tlanepantla sabe que apenas voy en ascenso, tengo 23 años y estoy seguro de que lo mejor está por venir.

Se empeñará en subir al podio de la justa veraniega, aunque no tengo prisa. Puede ser Londres 2012 o Río (de Janeiro) 2016, donde intentaría en la prueba mayor del atletismo: los 50 kilómetros. Del color que sea, qué importa, pero si es la dorada, mejor, comenta mientras una ligera sonrisa se esboza en su rostro moreno.

Es privilegiado no sólo por pertenecer a la bien conocida dinastía de los Sánchez que han ganado reconocimiento mundial en el meneito de cadera en tres generaciones distintas, sino por tener en casa a sus entrenadores y padres, Graciela y Víctor.

Dice que ha hecho hábitos de vida la disciplina, el orden y la constancia, pero fundamentalmente la responsabilidad de entrenar todos los días, pensar en cómo mejorar diariamente, porque no sabes el orgullo que representa para mí obtener una victoria y poner el nombre de México en lo más alto.

Para Éder, de 1.78 metros y 68 kilogramos en promedio, no hay días feriados ni vacaciones prolongadas. Si acaso momentos de descanso activo o sesiones de entrenamiento relajadas, porque a veces, cuando estoy en la casa, con mis padres habló de trabajo, de la marcha y me doy tiempo para otras cosas.

Sin embargo, cuando estamos todos reunidos siempre terminamos por comentar cómo hacer mejor las cosas, dice convencido de que por ahora su único objetivo es hacer cima en el Olimpo.

Pekín sólo fue un mal día

La disciplina adquirida en el Ejército, donde ostenta el rango de Sargento segundo de transmisiones, ha sido vital para forjarse un carácter fuerte, para no dejarse “caer ante las adversidades que se presentan en el camino del cualquier deportista.

“Lo de (los Juegos Olímpicos) Pekín –donde quedó en el lugar 15, por problemas estomacales– sigo convencido de que se trató de un mal día. No siempre se puede estar ganando. A veces aprendes de las derrotas, disfrutas los triunfos. En ese entonces tomé las críticas y aprendí de lo ocurrido”, resume en voz baja, pero enérgica.

Enfundado en ropa deportiva oscura, a Éder no lo marea la excelencia, se sabe el más destacado, “pero es como subir un escalón más para llegar a la cumbre. Tengo mucho que aprender todavía, sé que mi técnica cada vez se acerca más a la perfección (sólo recibió una amonestación en 12 meses), pero tuve que pagar derecho de piso con los jueces, como muchos lo hicieron antes”.

De pausada voz, pero no débil, es firme al apuntar que el dopaje es un asunto que le preocupa y ha llegado hasta a incomodarlo por tener que avisar a qué hora y en dónde lo pueden localizar.

Saberse una persona especial que no puedo tomar todo lo que me den, sino sólamente aquello que me recete un médico o la otra, pues aguantarme el dolor no siempre le mantiene relajado al momento de enfermarse.

Por eso prefiere, si puede evitar entrenarse en Bolivia, viajar a otros países donde sabe que la asistencia sanitaria y la calidad de los estudios son de inmejorable calidad: Europa, Rusia, latitudes del mundo donde probablemente no tienen la altura de la nación sudamericana, pero sí la tecnología aplicada al deporte para mantener, mejorar y acercarse a la plena madurez competitiva para hacer realidad su sueño olímpico.

Falta de apoyo, eterna petición

Si el marchista, nacido el 21 de mayo de 1986, pudiera hacer cambios en el deporte nacional, pondría especial atención en los niños, para que no se pierda la posibilidad de que mantengan su desarrollo en las disciplinas que practican y que no se quiebre el paso de sus primeros esfuerzos a la consagración competitiva.

Sin pensarlo demasiado, Éder estima que el país tiene la materia prima para forjar a los mejores exponentes en cualquier actividad deportiva, pero hace falta que haya un seguimiento para que no se pierda en el intento.

En su caso particular, debió tener como mejor aliado a su familia, que en no pocas ocasiones pagó los viajes para que pudiera participar allende las fronteras nacionales y dentro del país, pero esa situación a veces se convierte en el peor enemigo para más de uno destinado al triunfo, piensa en voz alta.

Buen amigo, al igual que andarines de los primeros sitios, las amistades son parte esencial en el éxito del competidor, dice Sánchez, quien este viernes recibirá de manos del presidente Felipe Calderón el Premio Nacional de Deportes 2009, la cereza del pastel, calificó hace unos días el andarín.

Éder comparte un estrecho lazo con el ex mejor de la disciplina, el polaco Robert Korzenioswski, quien reiteradamente lo invita a entrenar en aquella nación o en España, donde trabaja con uno de los acérrimos rivales del mexicano, Paquillo Fernández.

Orgulloso como pocos por estar registrado en la lista de la Asociación de Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) dentro de los primeros cinco del orbe con su mejor registro de 1:18.34 horas (Cheboksary, Rusia, mayo 2008) Éder Sánchez aprovecha el escaso tiempo libre que puede darse “para dormir, además de seguir aprendiendo inglés –autodidacta–.

Por fortuna ya lo domino 80-85 por ciento, pero quiero dominarlo por completo, para más adelante cursar la licenciatura en lengua inglesa y francés en la Universidad Autónoma del Estado de México.

El Olimpo para los Sánchez

Ligado al deporte desde la niñez, el oído para la música puede no estar educado como el de un erudito, pero mantiene un gusto especial por la electrónica, por la arquitectura de las ciudades donde ha competido, como la Muralla China o la catedral de Milán, que nunca dejan se sorprenderme por su grandeza.

Busca siempre una comida sana que le brinde la energía suficiente para alcanzar el triunfo y le gusta que en la calle cada vez la gente me reconoce más, lo que me llena de orgullo y satisfacción de saber que la marcha en más reconocida en México con el paso del tiempo.

Aunque admira a varios deportistas exitosos, es de la idea de que cuando vengan al país estrellas de gran brillo como el jamaiquino Usain Bolt no sólo “nos visitara por un momento, sino que viniera a dar, tal vez, alguna clínica, un curso.

Que se quedara el tiempo suficiente para compartir aquello que lo ha llevado a donde está, porque de otra forma su aparición relampagueante no pasa de ser un mero espectáculo, que nada deja al atletismo del país.

En el inicio de su preparación para subir otra vez al podio, ahora en la Copa del Mundo en Chihuahua 2010, deberá ganar el boleto en el selectivo de febrero, en León, donde buscará franquear la barrera de 1:22.30 horas. Lo ve difícil, pero ya antes caminó en 1:18:34, en mayo de 2008 en Cheboksary.

Está satisfecho con los triunfos de 2009, pero así como en su carrera militar va en franco ascenso, en lo deportivo espera tener más victorias y reconocimientos. No piensa en el largo plazo, sólo en los meses por venir para materializar su sueño y dar a los Sánchez la medalla olímpica que nos hace falta.