Los miembros del 41 batallón de Infantería adujeron que escucharon disparos al ingresar a la zona
Tras arremeter contra los jugadores de futbol, catearon casas y agredieron a mujeres, aseguran pobladores de Quechultenango; presentan denuncias ante la 35 Zona Militar y la Coddehum
Domingo 15 de noviembre de 2009, p. 28
Chilpancingo, Gro., 14 de noviembre. Soldados del 41 batallón de infantería del Ejército Mexicano incursionaron la tarde del viernes en Quechultenango, municipio ubicado a 80 kilómetros de Chilpancingo, y golpearon a 26 jóvenes y niños que entrenaban en la cancha de futbol; uno de los golpeados, Alberto Lozano, de 14 años de edad, debió ser hospitalizado, denunciaron autoridades municipales y padres de familia ante la 35 Zona Militar.
Los militares dijeron que iban en busca de personas que les habían disparado cuando llegaron a ese lugar y también derribaron puertas y catearon las casas en el barrio Manila; además golpearon mujeres, dijeron los quejosos ante la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero (Coddehum), que hasta este sábado aún no emitía ningún pronunciamiento.
Algunos padres de familia denunciaron el hecho también a la 35 Zona Militar, por lo que la mañana de este sábado arribó al ayuntamiento el capitán Amador L, quien ante los ciudadanos y representantes del municipio, encabezados por el síndico Eugenio Godínez, calificó la incursión de acto bochornoso
y acción arbitraria. Luego de lamentar lo ocurrido anunció que se sancionaría a los soldados que hayan incurrido en ilícitos, que iría por ellos
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Según denuncias de ciudadanos hechas vía telefónica, los soldados del 41 batallón de infantería, con sede en Chilpancingo, arribaron después de las 17 horas del viernes; entonces se escucharon disparos, por lo que algunos piensan que fueron los propios uniformados quienes los hicieron.
Los soldados llegaron a la cancha ubicada a la salida del poblado, donde permanecieron unos 20 minutos. En esos momentos unos 10 niños de seis a ocho años de edad entrenaban por un lado y otros 40 aproximadamente, de 12 a 18 años, lo hacían a unos metros de allí.
En forma sorpresiva los militares ordenaron a los niños y jóvenes tirarse bocabajo y en hilera; a dos menores los obligaron a ponerse de rodillas, les apuntaron con armas e incluso cortaron cartucho.
Los soldados preguntaban quién había hechos los disparos pero al no encontrar respuesta los patearon y corrieron sobre sus cuerpos tendidos, muchos menores empezaron a llorar. A la niña Yetzally Godínez, de 14 años, también la tiraron al piso y la golpearon.
Con cartucho cortado y apuntándoles con el rifle, uno de los soldados arremetió contra dos niños, contó del 10 al uno, mientras les preguntaban quién había disparado. Muchos niños corrieron hasta cruzar el río.
Posteriormente los soldados se trasladaron al barrio de Manila, donde irrumpieron en domicilios, derribaron puertas a patadas y golpearon a varias señoras a las que preguntaban por las presuntas personas que les habían disparado.
Uno de los padres de familia dijo que su hijo al igual que los de otros vecinos, tienen miedo de salir de su casa están muy asustados
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