La Liga de Comunidades
Agrarias del Estado de
Veracruz (LCAEV) se forma
en marzo de 1923 con 126
delegados de más de cien
comités agrarios. Úrsulo
Galván, su presidente, dice
en la fundación:
Aquí luchan dos tendencias, la de
los viejos agraristas del cómodo
agrarismo oficial y la de los campesinos
militantes que disputan
bravamente la tierra al latifundismo
y sus lacayos (...)
Del folleto de la LCAEV titulado El agrarismo en México
El agrarismo de nuestros días no es punto capital, sino más bien consecuencia. Es
el resultado del profundo malestar económico de los trabajadores del campo (...)
Miente quien afirma que el problema campesino no haya podido resolverse por
que las leyes son defectuosas (...) Las leyes agrarias dentro del actual régimen
son perfectas. Conceden y restringen, lesionan determinada propiedad, pero
crean otras propiedades (...) ¿No significa esto, el ingenioso equilibrio social que
los gobiernos capitalistas se afanan por conservar?
Muy al margen de la política agraria, en realidad existen dos facciones que en
lucha abierta y enconada (lucha de clases) pugnan por el dominio de la tierra (...)
¡Pueden acaso los agraristas de relumbrón, pueden los líderes social-traidores
reformistas, conciliar estos antagónicos intereses? (...) El mal radica en (el...)
derecho de propiedad privada sobre la tierra, la abolición de este derecho no
puede llevarla a cabo una legislación (...) los campesinos de México estuvimos a
punto de realizar esta obra (...)
Suenan a ironía las frases de nuestros hermanos obreros cuando hablan de
“organizarnos”, cuando no han sido capaces de hacerlo con ellos mismos (...)
El vínculo que hasta ahora nos une con los obreros es puramente espiritual (...)
afinidad de clase, pero nada más (...) Juzgamos que los obreros, antes que nada,
deben iniciar su organización de carácter económico (...) que por nuestra parte
iniciamos igual trabajo (...) Ambas organizaciones sabrán entenderse (...) porque
nada pueden, nada valen y a ninguna parte irán la una sin la otra. |
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Diálogo entre Manuel
Almanza y Úrsulo Galván
A. Si la revolución ha de triunfar
alguna vez en este país, no será
sino ante el empuje arrollador de
los trabajadores del campo (hay
que...) aprovechar las enseñanzas
de la historia; la Independencia,
la Reforma y el derrocamiento
de la dictadura, son victorias
del campesinaje, hoy desorganizado
y desarmado (...) y será el
campesinaje el que llevará nuestra
revolución social a su triunfo
definitivo (pero además...) organizar a los campesinos y dotarles de armas significa garantizar las conquistas que hasta el presente ha logrado nuestra clase (...)
G. ¡Si nuestro Zapata hubiere tenido la preparación de un Lenin! (...) ¡Si hubiere
podido abarcar en su visión todos los aspectos del problema! (...)
A. (Si, pero más que un caudillo hace falta...) un partido político de clase; un
partido de vanguardia.
G. Según esto necesitamos comenzar por la formación de un partido político clasista
al que desde luego se irán afiliando los campesinos hoy desorganizados (...)
A. No, es así como planteo la cuestión (...) Que sea necesaria la existencia de
un partido dirigente de masas, no quiere decir que su creación reclame la más
preferente de nuestras atenciones. Proceder desde luego a la formación de este
partido político –por más que le llamemos de clase– sin previa preparación (...)
sería tanto como asegurarnos anticipadamente el más sonado de los fracasos
(es necesario para las masas...) adquirir su experiencia con los reveses que aún
les esperan (...) Cuando hablo de preparación (…) quiero decir que los campesinos
no deben limitar sus aspiraciones a la posesión restringida a unos cuantos
metros cuadrados de tierra cultivable y para colmo de ironías no como reivindicación
justiciera, sino como dádiva graciosa de los caudillejos oportunistas. Los
campesinos deben saber que el problema agrario no se resolverá mediante la
engorrosa tramitación legal (...) En oposición a este concepto raquítico de agrarismo
es necesario que los campesinos lleguen a persuadirse de que, con leyes
agrarias o sin ellas, con gobernantes amigos o enemigos, deben posesionarse de
la tierra (y...) que el llamado problema agrario no es más que uno de tantos como
presenta la cuestión social en conjunto y que esta cuestión (...) no podrá resolverse
sino por el triunfo definitivo del proletariado sobre la clase capitalista (...) |