Peshawar, 13 de noviembre. Al menos 18 personas murieron y varias decenas resultaron heridas en dos atentados suicidas perpetrados hoy en el noroeste de Pakistán, el primero contra la sede de los servicios de inteligencia en Peshawar y el segundo contra un puesto de la policía en Bannu.

Las oficinas centrales de los servicios de inteligencia paquistaníes (ISIS, por sus siglas en inglés) resultaron gravemente dañadas por la explosión del coche bomba, que dejó como saldo por lo menos 10 muertos en la ciudad de Peshawar.

Un coche llegó en sentido contrario a la circulación. Miembros de las fuerzas del orden le dispararon y el conductor hizo explotar el vehículo, declaró un oficial, que pidió el anonimato, a los corresponsales de prensa.

La detonación, causada por unos 200 kilogramos de explosivos, según los expertos, destruyó gran parte del edificio de tres pisos del ISIS mientras otro inmueble situado al otro lado de la calle también sufrió graves daños.

Una hora después, en la también norteña ciudad de Bannu, siete policías y un detenido murieron en un atentado similar contra un puesto policial.

El jefe de policía de Bannu, Iqbal Marwat, declaró que el atacante precipitó su vehículo contra el cuartel de la policía.

Pakistán es escenario de una oleada sin precedentes de atentados, perpetrados en su mayoría por suicidas del Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP, por sus siglas en inglés), que ha causado unos 2 mil 500 muertos en poco más de dos años.

El TTP, que se alió con Al Qaeda, decretó en 2007, al unísono con Osama Bin Laden, la guerra santa contra Islamabad por su alianza con Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo.

En lo que va de semana, tres atentados suicidas en Peshawar y sus alrededores causaron al menos 50 muertos.

Por otro lado, en el vecino Afganistán, unas 22 personas –nueve soldados de las fuerzas de ocupación, 10 contratistas extranjeros y tres civiles afganos– resultaron heridas en un atentado suicida de la resistencia talibán cerca de la base estadunidense de Campo Fénix, en Kabul, la capital del país.

El complejo militar es una de las grandes bases de Estados Unidos, y está situado en la periferia de la capital de Afganistán, en la que acoge también un centro de entrenamiento para la policía y el ejército locales.

La instalación ya fue blanco de disparos de cohetes y morteros en anteriores ocasiones.

Un vocero de los talibanes, Yusuf Ahmadi, reivindicó el ataque.

Este atentado suicida se produce pocos días antes de que el presidente relecto de Afganistán, Hamid Karzai, asuma su nuevo mandato el 19 de noviembre en presencia de numerosos invitados extranjeros que asistirán a la ceremonia de investidura.