Después de 13 años de no visitar el país, la banda ofreció 100 minutos de heavy metal
Luminosa parafernalia adornó el show de su gira Black Ice World Tour
En You Shook Me All Night Long, el icono del combo australiano, Angus Young, deleitó con un streap tease
Sábado 14 de noviembre de 2009, p. 7
Las puertas del infierno se entreabrieron en el Foro Sol a las 21:35 horas del jueves pasado y así permanecieron durante 100 minutos, tiempo en el que se asomaron cinco de sus bastardos favoritos: los australianos de AC/DC, para presentar un concierto indelicado ante 65 mil personas, quienes portaron los cuernos luminosos y emblemáticos de El Maligno, recital de la gira mundial Black Ice World Tour, lleno de parafernalia visual que incluyó un escenario en forma de T, juego de luces impresionante, pantallas gigantes, streap tease de Angus Young, una enorme locomotora montada por Rosie (una rubia muñeca metalera de 15 metros), campanas infernales y por supuesto mucho rocanrol a cargo del citado anteriormente, su hermano Malcolm, además de Brian Johnson, Cliff Williams y Phil Rudd.
La sequía de 13 años sin AC/DC terminó de forma visual, al encenderse las tres pantallas que trasmitieron una animación que develó el viaje en ferrocarril al infierno, que se impacta contra el escenario; así comenzó con la rola Rock and roll Train, primer sencillo de su más reciente producción musical, lo que provocó el éxtasis de los acólitos infernales reunidos en el aquelarre metalero, quienes se emocionaron al ver a sus sacerdotes ejecutando impecablemente sus instrumentos después de 30 años en la autopista del infierno.
Headbanging generacional
Después le siguieron canciones como Hell ain’t a Bad Place to be, Dirty Deeds done Dirt Cheap, Anything Goes, Shot Down in Flames, así como el emblemático Back in Black, tema que igual llegó a niños de 11 años que a adultos en plenitud de 65 años, a quienes se le vio haciendo headbanging igual con escaso pelo, cano o mata larga y grisácea.
AC/DC es de los pocos grupos, cuyo frontman, Brian Johnson, a pesar de su original voz, no es la estrella principal: la gran figura, incluso emblemática, es Angus Young, quien como pez en el agua surcó varias veces el brazo del escenario con su requinto y característico pasito que simula una gallina renga, básico en la memoria visual del rocanrol; incluso hubo una toma en contrapicada por debajo del escenario trasparente que asombró a los que descubrieron la secuencia en las pantallas.
Mientras Johnson se pateaba todo lo largo de la pasarela para colgarse de la cuerda y mover el badajo de una enorme campana negra que llamó a la asistencia al pandemónium indispensable en la rola Hell’s Bells, claro, pirotecnia incluida para el deleite total de los feligreses y satisfactoria conclusión de la homilía infernal, con grito de agradecimiento: Gracias México
.
El electrizante concierto continúo con canciones como Thunderstruck, que no se escuchó tan potente como en el imaginario onírico de uno de los asistentes; también llegó: The Jack, Shoot to Thrill, War Machine (con imágenes infernales del Apocalipsis bélico del que sólo el merol nos puede salvar).
Llegaron también T.N.T. y Black Ice, que le da nombre a su más reciente álbum de estudio, el cual vendió en su semana de lanzamiento casi dos millones de copias en el mundo.
Frenéticas sacudidas
Uno de los momentos más memorables de la noche fue sin duda la intepretación de You Shook Me All Night Long, ya que los asistentes no pararon de brincar y hacer headbanging frenéticamente. En la extensión de la canción, Angus Young se despojó de su gorra, después de su saco, luego de su corbata, dejó al aire su torso al desprenderse de la camisa y, como cereza del desnudo, se bajó la bermuda roja de terciopelo para enseñar el trasero que lucía un calzoncillo estampado con las letras AC/DC, lo que puso a todos a brincar: el suelo tembló como queriéndose diluir en las profundidades infernales.
Al grito imparable de ¡AC/DC!... ¡AC/DC!
, la agrupación continuó con sus emblemáticos Whole lotta Rosie, donde hizo su aparición la muñeca de 15 metros, Let there be Rock, Highway to Hell y For those About to Rock, piezas que provocaron el delirio de los espectadores, quienes a pesar de no haber colmado el recinto disfrutaron de una noche llena de merol.
Velada para no olvidar y que no decepcionó a los fanáticos de esta banda; uno de los conciertos más esperados del año dentro del género del heavy metal, ya que desde su primera visita a nuestro país, en 1996, los integrantes no habían vuelto a pisar estas tierras, lo cual hizo que sus fans mexicanos les dieran una calurosa bienvenida. AC/DC hizo un recorrido musical por su exitosa trayectoria de más de tres décadas, durante las cuales los han catalogado como uno de los grupos de hard rock más representativos de todos los tiempos.