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Tenemos un promedio de 5 mil niños visitantes al día, informa la directora de la FILIJ

La crisis tocó las puertas de la feria del libro dedicada a los niños

El reto es que los adultos enseñen a los pequeños que el libro no muerde, dice Teresa Martínez

Encargados de los módulos opinan que la oferta cultural del encuentro está muy pobre

 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de noviembre de 2009, p. 3

La crisis también tocó las puertas de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ); no podemos ser la excepción, reconoció ayer María Teresa Martínez, directora de ese encuentro editorial.

A diferencia de años anteriores, cuando la cita en torno a las letras para niños registraba llenos abrumadores durante sus 10 días de actividades en el Centro Nacional de las Artes (CNA), desde el sábado pasado, fecha de la inauguración de la versión 29 de la feria, las multitudes han brillado por su ausencia.

No obstante, la funcionaria señaló que el domingo por la noche hubo cierta recuperación: era un hervidero de niños, papás, abuelitos; los talleres han estado muy bien.

Agregó que con la visita de las escuelas el lunes, martes y miércoles “hemos tenido un promedio de 5 mil niños diarios, si bien hubo algunos problemas de logística en el estacionamiento y eso nos afectó.

Por eso difundimos mucho que las personas pueden llegar en Metro, pues estamos cerca la estación General Anaya.

Mucha imaginación

En charla con La Jornada, después de la inauguración del Seminario Internacional de Fomento a la Lectura, María Teresa Martínez resaltó que “la feria va agarrando el sabor que ha tenido otros años. En la biblioteca ambulante, por ejemplo, podemos ver ya a los niños en los sillones acostados y leyendo, acompañados por su madre o sus maestros.

“La FILIJ es un encuentro que de nuevo cumple su cometido de fomentar la lectura entre la población de México.

“El principal reto de los promotores de la lectura –abundo Martínez– es lograr que los adultos se acerquen al libro para que enseñen a los niños que el libro no muerde, que ahí se encuentra muchísima imaginación y muchísimos horizontes. El balance de la feria hasta el momento es positivo, ya volvió a agarrar calorcito”, concluyó.

Al mediodía de este miércoles, los pasillos de la FILIJ lucían casi vacíos. Los expositores reconocieron que se trataba de un día difícil, debido a las manifestaciones en diversos puntos de la ciudad convocadas por el Sindicato Mexicano de Electricistas.

También señalaron que la crisis hizo mella en el público: el lunes sólo vendimos un libro, se quejaban en un puesto, mientras en otros señalaban que la mayor parte de los estudiantes que acudieron los primeros días de la semana eran niños pequeños, que por lo general no compran nada o sólo se llevan los títulos que cuestan 10 pesos; todos los demás son demasiado caros para ellos.

Foto
Entusiasmo infantil por la lectura, en el CNAFoto Mónica Mateos

Algunos encargados de módulos dialogaban para ir a hablar con los organizadores de la feria editorial y sugerirles que hicieran más atractivo el programa de actividades paralelas: siento que eran más interesantes los espectáculos de años anteriores; la música, los talleres que siempre estaban llenos, buenas obras de teatro, cuentacuentos, venían muchos autores, inclusive se ofrecía estimulación temprana para bebés. Ahora está muy pobre la oferta, comentaron.

Los más optimistas aguardan a que la afluencia de público a la FILIJ mejore el próximo fin de semana , pues además es puente y quincena, con la esperanza de que a quienes les gusta leer, a pesar de todo, vendrán si no por tres libros, al menos por uno.

Por la tolerancia y la inclusión

Rebeca Cerda, coordinadora del Seminario Internacional de Fomento a la Lectura, que este año en su edición 14 ostenta el lema Un momento para el encuentro entre el niño y el adulto, señaló que uno de los principales retos para propiciar un mayor número de lectores en el país consiste en “aprender a escuchar, ser tolerantes e incluyentes.

“Debemos tratar de desarrollar la idea de que podemos aprender de todos, de que ningún libro es el mejor.

“Tenemos que descubrir cuál es el mejor libro para nuestros maestros, nuestros papás, y ése es un trabajo de comunidad.

“A pesar de que el Estado haga cosas, es la comunidad la que se tiene que dar cuenta de para qué sirve la lectura y el libro.

La lectura es la libertad del ser para pensar, asociar y transformar el lugar donde se vive y ése es el principal reto: formar ciudadanos libres.

Respecto del papel de los medios electrónicos, la especialista considera que para nada se deben ver como enemigos de la lectura.

Por tanto, tenemos que tratar de formar lectores multimodales para que puedan descifrar, asimilar y transformar lo que están leyendo, ya sea en Internet o en la televisión, subrayó Rebeca Cerda.