Espectáculos
Ver día anteriorJueves 5 de noviembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Precious es la historia de una estudiante negra con VIH, víctima de violencia y abuso sexual

Película anti Hollywood se lanza a la conquista de la taquilla en EU

Exitosa en festivales como Sundance, Cannes y Toronto, está protagonizada por la antes desconocida Gabourey Sidibe, y cuenta con la participación Lenny Kravitz y Mariah Carey

Foto
Paula Patton, Will Smith y Gabourey Sidibe en el estreno del filme en el Festival AFI 2009 en Los Ángeles, el pasado primero de noviembreFoto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Jueves 5 de noviembre de 2009, p. 7

La heroína es una adolescente negra a quien su padre embaraza y cuya madre le propina constantes golpizas; es analfabeta, no tiene un centavo, porta el VIH y pesa 175 kilos. El entorno es un violento distrito de Harlem, en Nueva York. La trama es deprimente sin remedio; con trabajos logra un final feliz.

¿Parece una premisa palmariamente improbable para un éxito de taquilla? Desde luego. ¿Se antoja como la antítesis de la historia complaciente que por lo regular alcanza la gloria del Óscar? Por supuesto. Pero mientras Hollywood se prepara para la temporada de premios, una sola palabra está en boca de todos los expertos: Precious. Y la antes desconocida estrella del filme, Gabourey Sidibe, va en camino de convertirse en una referencia cotidiana.

Sidibe no tiene estudios formales. Ganó el papel en una audición abierta cuando trabajaba en un call center, con poca fe de realizar su sueño de ser actriz. Su aspecto es muy lejano del de la mayoría de astros hollywoodenses. Pese a sus nervios iniciales por el papel, ha obtenido críticas entusiastas por su actuación. “Creo que la gente me mira y no espera mucho –comenta–. Yo sí espero mucho.”

Expectativas

Las expectativas serán mayores en lo futuro. La cinta independiente, adaptada de Push, novela de la escritora africana-estadunidense Sapphire, ha arrasado casi en todos los principales festivales de cine, de Sundance a Cannes y a Toronto. Ha sido ovacionada de pie durante casi 20 minutos, lleva al estrellato a sus desarrapados actores, y en muchas partes se le considera el Slumdog Millionaire de este año.

El viernes, Precious se presentará ante el público más exigente que ha enfrentado hasta ahora: los cinéfilos devoradores de palomitas. Entre el bullicio ensordecedor, y luego de las críticas más positivas que haya recibido película alguna en varios años, llegará por fin al único campo de prueba que en verdad cuenta: las salas de cine de Estados Unidos.

Si tiene éxito allí, podemos esperar que se convierta en una sensación internacional, con un lugar en la historia subrayado por estatuillas doradas y llorosos discursos de aceptación. Sidibe camina hacia la gloria, y el director, Lee Daniels, podría ser el Danny Boyle de 2010. Nada mal para una película para la que costó trabajo hallar financiamiento y en la que se invirtieron escasos 10 millones de dólares. Una cinta tan perturbadora que uno de los muchos escritores que la han elogiado advirtió que “da un nuevo significado a la palabra ‘difícil’”.

Precious es la desgarradora historia de Claireece Jones, apodada Precious (Preciosa), estudiante negra, hija de una familia violenta, quien llega a los 16 años sin saber leer ni escribir. Sujeta en casa a continuas golpizas y abuso sexual, encuentra una angosta rendija hacia la felicidad por medio de una escuela de educación especial y una selección de solícitos trabajadores sociales.

El filme tiene una exótica colección de coestrellas, entre ellas la comediante y anfitriona de televisión Mo’Nique, como la despiadada madre de Precious; el músico Lenny Kravitz como médico, y una desmaquillada Mariah Carey como una trabajadora social brillantemente representada.

“La gente me dice ‘qué fea se ve en esta película’, y lo tomo como un cumplido –declaró hace poco Carey al New York Times, cuando le preguntaron sobre el realismo sin concesiones de la cinta–. Durante la filmación traté de ponerme a escondidas un poco de rubor, pero Lee me pescó. Me talló la mejilla y dijo: ‘Quítate eso’.”

Aunque no presume de tener el enfoque totalizador ni el reconfortante sentido de redención de una clásica candidata al Óscar, la cinta causó sensación inmediata en su estreno en Sundance y arrancó lágrimas a la mayoría de los espectadores. La aceptación que tuvo entre críticos y asistentes por igual quedó de manifiesto en la conquista de los premios del Público y del Gran Jurado.

Poco después, luego de una guerra de posturas que sigue siendo objeto de una batalla legal en la que participa Harvey Weinstein (quien afirma haber obtenido un acuerdo verbal para comprarla), la cinta fue vendida a la distribuidora Lionsgate. Oprah Winfrey y Tyler Perry, los dos nombres más cotizados del espectáculo afroestadunidense, subieron al barco como productores ejecutivos.

Marcha ascendente

De ahí en adelante Precious continuó su marcha ascendente hacia Toronto, donde ganó el premio Selección del Público (uno de los seis que ha obtenido a la fecha), y Cannes, donde, al cerrar los créditos, recibió una ovación de pie que duró casi 20 minutos. “No dejaban de aplaudir –dijo Daniels, cuya cinta anterior más famosa fue Monster’s Ball (por la que Halle Berry ganó un Óscar en 2002)–. Soy director; luego de seis minutos quiero decir ‘siéntense, por favor’, pero también soy productor, así que pienso ‘¿cuál es la marca? ¿Podemos romper la marca de la ovación de pie más prolongada del festival?’”

Para los especialistas, la mayor pregunta es si podrá mantenerse como favorita en los cuatro meses que faltan para que los premios de la Academia se enseñoreen en la ciudad. “Tal vez no encaje en el perfil clásico, pero Precious es la película que nosotros los oscarólogos sabemos que no sólo es contendiente, sino que tal vez será la primera elección como mejor película –comentó Tom O’Neil, quien escribe el influyente blog Gold Derby para Los Ángeles Times.

Es oscura en verdad. Habla de antihéroes que se causan daños terribles, y ni siquiera hay una canción feliz ni un baile alegre al final. Pero asesta un golpe emocional devastador. Salió de la nada, y ahora tiene algunos discípulos importantes.

Aunque la cinta es anti Hollywood y aborda temas espinosos como el incesto, el racismo y la privación social, O’Neil dice que Lionsgate monta una cuidadosa campaña en persecución de premios, para la cual ha contratado no uno, sino dos de los mejores expertos en relaciones públicas de Hollywood: Cynthia Swartz y Lisa Taback.

Son dos de los siete más dinámicos creadores de campañas del negocio, y tener a ambas trabajando en una película es algo grande. Ningún filme ha ganado sin una campaña apropiada desde American Graffiti, hace 30 años, y ellas lo promueven con ganas. Cada una me tiene que llamar tres veces por semana.

Por ahora, hasta los contratiempos contribuyen al atractivo de la cinta. Mo’Nique no ha podido asistir a los festivales fílmicos a promoverla (se dice que quiere cobrar por esa tarea). Normalmente esa conducta arruinaría sus oportunidades de obtener el galardón de mejor actriz, pero, en un país cansado de las azucaradas convenciones del negocio del espectáculo, ese gesto, como la película misma, podría contribuir a capturar el momento.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya