La dependencia da por concluidas las pesquisas; apremia a la SFP a fincar responsabilidades
Miércoles 4 de noviembre de 2009, p. 12
Hace un año Juan Camilo Mouriño, José Luis Santiago Vasconcelos y 14 personas más murieron debido a la falta de pericia y capacitación del piloto y copiloto del Lear Jet 45 que se desplomó al norte de la ciudad de México, pero también por la presunta corrupción en la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) –encargada de emitir las licencias que acreditaban a éstos como capaces para tripular la aeronave–, el presumible agotamiento del controlador de tránsito aéreo encargado de dirigir la maniobra de aterrizaje y la falta de supervisión de la empresa a la que pertenecían los pilotos, concluyó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
El dictamen técnico sobre las causas del accidente, ocurrido el 4 de noviembre de 2008 a las 18:46 horas, indica que el desplome del avión se debió a la pérdida de control a baja altura y posterior impacto de la aeronave con el terreno, por el encuentro con turbulencia de estela producida por la aeronave que precedía
al Lear Jet 45 matrícula XC-VMC.
Dicha pérdida de control, explicó el director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares y coordinador de la investigación, Gilberto López Meyer, se debió a la falta de pericia del piloto y del copiloto, quienes a pesar de haber elegido un procedimiento adecuado para el aterrizaje no siguieron las medidas de seguridad, como reduir la velocidad y mantener una distancia pertinente, por lo que la aeronave quedó envuelta en la estela de turbulencia que dejó un Boeing 767-300 de Mexicana de Aviación que le precedía.
Junto con el secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, López Meyer explicó que con el resultado técnico de las investigaciones, realizadas también por la empresa Boeing, la National Transportation Safety Board y la Air Accidents Investigation Branch, en colaboración con autoridades y empresas mundiales, se da por concluida esta etapa del proceso, por lo que ahora será el turno de la Secretaría de la Función Pública (SFP) y de la Procuraduría General de la República continuar con las pesquisas para fincar responsabilidades.
López Meyer dio a conocer un minucioso reporte sobre las causas que originaron la muerte del ex secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño; el ex subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos, cuatro miembros de su equipo de trabajo, los tres tripulantes y siete personas que se encontraban en tierra.
El funcionario, quien entonces estaba a cargo de la DGAC, dijo que todas las pesquisas coinciden en que el accidente no fue motivado por fallas técnicas, mecánicas o de mantenimiento. En cambio, señaló, se encontraron factores que contribuyeron, como falta de capacitación de la tripulación; demora de ésta en la reducción de la velocidad; falta de control de Tránsito Aéreo para emitir una medida correctiva al acercamiento excesivo de las aeronaves; la probable fatiga acumulada del controlador; el otorgamiento de capacidades (licencias) de vuelo con problemas administrativos y posible corrupción, así como insuficiente supervisión del operador de la aeronave al prestador de servicio de mantenimiento y operación
.
Explicó: en la investigación sobre factores humanos, se encontró que los pilotos no habían tenido entrenamiento suficiente. En los resultados sobre la actuación del controlador de tránsito aéreo se estableció que éste había trabajado 77.5 horas extras durante los últimos 17 días, recién había vuelto de una incapacidad médica por gastroenteritis y los meses anteriores había laborado entre 70 y 80 horas extraordinarias mensuales.
Admitió que hay indicios de corrupción en la DGAC en el otorgamiento de licencias, en la cual era director cuando se produjo el accidente.