Al renovar la presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a realizarse la próxima semana, se pondrá en juego la credibilidad de la Iglesia católica, que no se ha visto favorecida con las actuaciones públicas de algunos de sus jerarcas y tiene que replantear su papel al lado de los pobres y no tanto en la búsqueda del prestigio y el poder político, como ha sucedido hasta ahora, consideró el Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con los Pueblos de América Latina (Sicsal).

En entrevista, el presidente local del organismo que fundó el obispo Samuel Ruiz, Martín Hernández, explicó que a los jerarcas de la Iglesia católica no les corresponde querer figurar al lado de los poderosos y aparecer como amigos de los dirigentes políticos o económicos del país, “les toca estar del lado de los pobres y excluidos, que somos la mayoría de los mexicanos.

Una presidencia en la CEM que siga manteniendo el estado actual de las cosas va a abonar a que la Iglesia siga perdiendo credibilidad. Si hay una presidencia que tome un giro de regresar a las bases, va a seguir siendo una opción de mucha credibilidad y de mucha ayuda en esta crisis que estamos viviendo actualmente, observó.

Recordó a los jerarcas –quienes en su 88 asamblea plenaria determinarán la presidencia del episcopado y otros cargos directivos por un trienio– que hace unos años en México la Iglesia católica era una de las instituciones en la que una parte importante de la población depositaba “toda su confianza.

Me parece que esa confianza que tenía la sociedad se ha ido desmoronando en la medida en que la Iglesia no ha sabido responder a ella. Debería volver la cara al pueblo y preocuparse por la situación que vive la sociedad al día a día, para ser esa institución en la que la gente crea y pueda confiar.

Consideró que la actual presidencia de la conferencia, con Carlos Aguiar Retes, ha estado muy ligada a las actuaciones y declaraciones del cardenal Norberto Rivera Carrera y no se puede desligar de él. Además de que le ha faltado crítica ante temas delicados al interior de la Iglesia, como la pederastia, el respeto de los derechos humanos y la situación de la mujer.

Si Carlos Aguiar Retes es relecto, dijo, tendrá que pensar en dar un giro a la CEM, porque le tocaría la carrera presidencial de 2012. Ante ese cambio de poder debería orientar al pueblo católico a asumir una posición firme en cuanto a qué tipo de país y gobierno queremos, sin perder de vista la base social.

Para Carlos Rodríguez Rivera, director del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), lo que está en juego en la elección es el discurso que ha mantenido el episcopado ante la realidad nacional y que los cambios que asuman los jerarcas reflejen una sensibilidad ante el momento de crisis por el que pasa el país.

“La realidad ha rebasado el discurso eclesial –como en la situación que enfrentan los trabajadores electricistas. Es necesario y pertinente que la Iglesia católica, en su discurso y acción pastoral, se ponga al frente y al día en la problemática social. Si no, va a quedar cada vez más rezagada”, manifestó Rodríguez Rivera.