Los campesinos son indispensables para preservar el grano, afirma
Martes 3 de noviembre de 2009, p. 35
Sin la participación de los campesinos en la conservación e investigación sobre el maíz y con la autorización de siembras experimentales de variedades transgénicas se corre el riesgo de perder la diversidad de la planta, afirmó Antonio Serratos Hernández, investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
La existencia de 300 razas de maíz es resultado de la resistencia indígena por más de 500 años y de los campesinos que continúan como guardianes del grano, para quienes las distancias no son impedimento para el intercambio de semillas, lo que asegura mantener su diversidad, agregó.
Las colectas que se han realizado del grano muestran la importancia del manejo campesino para el desarrollo y diversidad del alimento, afirmó.
En el estudio El origen y la diversidad del maíz en el continente americano, Serratos apunta que existen dos estrategias para la conservación del grano: la colecta y el resguardo de muestras en bancos de germoplasma y la conservación in situ, que implica el fomento y apoyo de la reproducción de las condiciones sociales y ambientales del campesino para preservar la semilla.
La estrategia de Estados Unidos es la conservación ex situ, enfocada a la colección extensiva y exhaustiva de los recursos genéticos del maíz. Su esfuerzo se ha concentrado en los aspectos botánicos, genéticos, agronómicos y tecnológicos del germoplasma de la gramínea.
“El sendero agrotecnológico estadunidense concibe los recursos genéticos y la conservación ex situ como capital de reserva en bancos de germoplasma para aplicaciones industriales y como seguro de riesgos a futuro. La preservación del maíz se realiza mediante la enajenación de los recursos genéticos de los campesinos generados durante siglos de trabajo comunitario.”
Ese tipo de preservación es de alto valor, pero para desarrollar todo el potencial y resguardar la diversidad del cultivo es necesaria la intervención de los campesinos. Sin embargo en la investigación la participación de éstos ha sido marginal con relación a la investigación agrícola dominante
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La situación es preocupante porque los recursos destinados al campo son escasos. Además los modelos de desarrollo son copiados acríticamente de los países industrializados. El deterioro de las condiciones sociales, económicas y políticas del sector agropecuario en general, y del campesinado en particular, ponen en riesgo la diversidad del maíz en todas las regiones del continente.
En el estudio, Serratos puntualiza que la mejor manera de preservar las razas de maíz es conservar el modo campesino de producción. No se puede soslayar que la protección de la biodiversidad del (grano) requiere del fortalecimiento de la sociedad rural. Es necesario que (el productor) cuente con mejores condiciones de vida para impedir que abandone el agro.
La conservación in situ, sostiene, requiere de apoyo gubernamental y del impulso de programas oficiales que permitan iniciar acciones de organización social y trabajo comunitario. La destrucción del tejido social en las comunidades rurales aumenta el riesgo de extinción del maíz, cuyo significado social y cultural deben ser revalorados.
Su protección, destaca, es una tarea que debe involucrar a todos los pueblos de América.