– Zaida Romero Román, primer maestre y licenciada en ciencias de la comunicación: Busco complementar mi desarrollo profesional con el militar. Estudié en la UNAM. Poder acceder a este tipo de actividad, que ha sido solamente de hombres, es lo que me motivado a seguir aquí.

– Alicia Pérez Alcántara, cabo: “Quiero sobresalir dentro de la Armada; quiero ser un ejemplo para mi familia y aquí voy a seguir hasta que me digan ‘¡vete de retiro!’ Soy madre soltera y un orgullo para mi hija”.

– Viridiana Valdivia Valerdi: Estaba adscrita al sector naval de Cozumel, Quintana Roo. Me desempañaba como oficinista, pero me decidí a tomar el curso para demostrarle a la familia que una sobresale como mujer.

– Guadalupe de Jesús Sanchez Ortiz: Estamos aquí para quitar un poco el machismo, para demostrarle a mi mamá y mis hijo que sí puedo.

– Sari Vargas de Jesús, teniente de corbeta de sanidad naval: “Quiero estar capacitada para llegar a zonas poco accesibles y atender urgencias de nuestro personal militar o de civiles. Terminando aquí llegas a un lugar y te reconocen, porque no cualquiera lo logra, incluso hay hombres que no concluyen el curso. Las mujeres debemos practicar el doble que los hombres, porque ellos tienen un poco más de fuerza; nos cuesta más trabajo, pero sí lo logramos

– Elizabeth Mujica, teniente de corbeta: “Pienso que los roles masculinos y femeninos no deben ser tan marcados, porque hay muchas actividades que están cerradas para nosotras. Los oficiales intendentes están en barcos, batallones, unidades aéreas, pero a nosotras nos dejan en las oficinas, cuando tenemos los mismos conocimientos que ellos; quiero tener participación en operativos como cualquiera”.