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Reconocen la gran ayuda que les brindó el pueblo de México

Repatriados guatemaltecos afirman que sus sueños de desarrollo se frustraron
Enviada
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de octubre de 2009, p. 11

Quiché, Guatemala, 27 de octubre. Hace16 años regresaron de México a Guatemala después de la guerra, y los repatriados dicen que la mayoría de sus sueños de paz, justicia y desarrollo se han convertido en frustración y desesperanza.

Rubio Mejía, presidente de la Unión Campesina de Guatemala, se quejó del incumplimiento de los acuerdos y compromisos por parte de quienes han gobernado su país, y pidió a los presidentes de México, Felipe Calderón, y de Guatemala, Álvaro Colom, que integren una comisión binacional que ayude a recuperar las cuencas y dar empleo a los jóvenes.

El compromiso de Calderón fue conformar esa comisión para que revise qué podemos hacer, mientras Colom prometió buscar que los habitantes de Ixcán ganen platita sin tirar los árboles. Para ello, se volverán a reunir en la Reserva de Montes Azules, aunque sin anunciar una fecha.

Calderón y Colom visitaron ayer la aldea de Ixcán, perteneciente al departamento de Quiché, del que salieron miles de desplazados hacia México –sumaron 45 mil de todo el país– huyendo de la persecución y las violaciones a los derechos humanos cometidas por el ejército guatemalteco en los años 80.

Guatemala reconoció el abrigo que México dio a sus habitantes en esos años, y Colom colocó la orden de Quetzal en el grado de gran cruz a la bandera mexicana, y se la entregó a Calderón. Además la gente de Ixcán entregó un reconocimiento a Gregorio Sánchez, presidente municipal de Cancún, por el apoyo que les dio su padre, Antonio Sánchez, cuando recibió a 10 mil familias en territorio mexicano.

Pero este día de fiesta, como lo bautizó Colom, también fue de reclamos. Detrás de las vallas donde se encontraban los indígenas a unos metros del templete, un lugareño sostenía una manta que decía: Pedimos al presidente Álvaro Colom que nos reconozca como hijos mexicanos por consecuencia de la guerra interna de Guatemala.

De la estancia de los guatemaltecos en México, Mejía comentó: nunca nos sentimos extranjeros, y propuso que una comisión binacional diseñe un centro de formación y capacitación técnica, lo mismo que programas intensivos de reforestación, y que ejecute proyectos productivos alternativos para emplear a campesinos jóvenes nacidos en México que no encuentran oportunidades en Guatemala.

Colom agradeció que México no sólo dio buen refugio a los guatemaltecos, sino que al final del proceso de retorno les dio la opción de quedarse como connacionales y muchos adoptaron incluso la nacionalidad.

Fue un exceso de solidaridad, expresó el mandatario para luego exclamar: que Dios bendiga a México, a sus pueblos, a todas las familias que ayudaron a los nuestros.

El presidente guatemalteco, quien llegó junto con Calderón en un helicóptero de la flota mexicana en una visita de poco más de una hora, aseguró que un hombre llamado Norberto fue su maestro sobre la paz y relató: “El me dijo muy cerquita, ‘No nos venga a hablar de paz alguien que viene en helicóptero y no sabe lo que es la guerra y la muerte. Aprenda primero lo que es la guerra y después vamos a tener la paz’. Y aprendimos a construir la paz en Xabal”.

Por eso, dijo, invitó a Calderón a conocer las vidas que salvó México. Y se alegró de los avances en esta zona indígena cuando aseguró: ya veo casas de dos pisos, eso no existía hace 17 años aquí, aunque luego reconoció que falta terminar ese desarrollo.