Jorge Reyes, chamán sonoro tecnotribal que explotó por más de tres décadas las infinitas gamas de instrumentos convencionales, prehispánicos y electrónicos para crear las más profundas atmósferas, vuelve a su nicho natural: el Espacio Escultórico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde por muchos años en esa fecha realizaba su tradicional concierto-ofrenda de Día de Muertos.

Regresa de manera etérea desde el Mictlán para prestar sus esporas creativas a algunos que de una u otra forma quedaron impregnados de su esencia: Pablo Arellano y Aleia, Vedant y Syncromaya, Aliosha Barrios e Hiperboreal, del coletivo Nortec, realizarán remixes de algunas de las piezas prehispánico-electrónicas de Reyes. Se apoyarán con videos en los que aparece el músico, así como imágenes de la mencionada celebración mexicana. Participarán también los eternos acompañantes de este alquimista del ruido, los danzantes del grupo Nok Niuk, además de la poesía funeraria de Ariane Pellicer, el altar de Carlos Herrera y la iluminación de Víctor Zapatero.

El pasado 8 de febrero, Jorge Reyes se quedó dormido en su estudio –ya no despertó–, seguramente defragmentando sonidos propios y de otros creadores; editando sus paisajes sonoros recolectados, sus ruidos antiguos y de avanzada, jugando con su programa de Pro Tools, para crear-recrear historias que se quedarían plasmadas en más de una veintena de placas, como Comala, A la izquierda del colibrí, Ek Tunkul, Niérika, Viento de navajas, Crónica de castas, Bajo el sol del jaguar, Piedra de pluma, Vine Bark and Spore y Cupaima, entre otras.

Pero su ánima sigue rondando para evocar la celebración. Jorge sigue aquí, comentó Ariane Pellicer, pareja del artista. El festejo de Día de Muertos siempre fue muy respetado por él. Llevó su espectáculo a todo el mundo, y no podíamos fallarle. De hecho, Jorge y Ariane se dieron su primer beso ese día, sobre una tumba del panteón de un pueblo de Michoacán. De la muerte, luego provino la vida: Eréndira, hija de ambos, quien también interactuará en el espectáculo.

A Jorge le encantaba que los muertos convivieran con los vivos. Ahora, desde otro lugar, regresa al proscenio de roca volcánica del Espacio Escultórico, considerado por él un sitio sagrado donde por 20 años realizó sus conciertos memorables: rituales llenos de poesía, luz y color.

Jorge Reyes, en una representación de la muerte emplumadaFoto Archivo

Recuperador de atmósferas

Catalizador de sonidos, recuperador de atmósferas prehispánicas, ejemplo de autogestión, Reyes, quien tocaba más de 300 instrumentos (aunque estudió flauta transversal en la Escuela Nacional de Música de la UNAM, sin contar sus estudios en Alemania e India), se definía como un nuevo primitivo, un teponaztle humano que convertía en instrumentos objetos primitivos y ancestrales, como troncos, piedras, ramas de árbol y agua.

Reyes, fundador de la banda de rock progresivo Chac Mool, remite a las flautas, ocarinas, campanas tibetanas, tunkules mayas, pero también a secuenciadores, samplers y filtros.

Se trata de que los músicos jueguen con la música de Jorge, explicó Pellicer, quien ideó el concepto del espectáculo, que tiene como finalidad dar continuidad a esta celebración como liturgia de la modernidad. Él quería hacer el concierto de esta manera.

Jorge Reyes grababa todo lo que se encontraba: “Los sonidos de la calle, de insectos en noches de luna llena, o ceremonias religiosas, fiestas de iglesias, como la de la Catedral, que contiene una gama impresionante de música electrónica, ruidos que nada tienen que ver con la atmósfera de meditación. Usó los sonidos que en algún momento aparecerán en un disco. Así tengo muchas grabaciones in situ de música indígena (desde huicholes, yaquis, nahuas), luego hago las mezclas e invento un contexto diferente. En la actualidad trabajo con procesadores, ecos, loops hechos en vivo, con escáneres”, dijo alguna vez en estas páginas.

Ahora, este jueves 29 de octubre, a las 20 horas, las recreaciones de sus rolas se mostrarán con nuevos beats.

Ofrenda-homenaje a Jorge Reyes, en el Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria. Costo: 160 pesos, 50 por ciento de descuento a estudiantes, maestros e INAPAM con credencial vigente. Boletos a la venta en las taquillas de la sala Nezahualcóyotl y el día del concierto en la entrada de la sede del espectáculos. Cupo limitado.