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Ánimos encendidos en la Gran Asamblea Nacional por la Resistencia Popular

¡Huelga! ¡Huelga! ¡Huelga!, clamaban miles de voces dentro y fuera del SME

El sindicato cuenta con más de 100 abogados para emprender la batalla legal: Martín Esparza

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Un momento durante la asamblea del Sindicato Mexicano de Electricistas, este sábadoFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 25 de octubre de 2009, p. 4

Después de cuatro horas de intensa y apasionada discusión –en la que participaron más de 30 organizaciones solidarias–, y en un auditorio lleno a reventar, con altoparlantes para miles de personas más que escuchaban las intervenciones en la calle, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) acordó que el próximo jueves 5 de noviembre, a partir de las cuatro de la tarde, definirá la fecha en que podría estallar una huelga nacional contra el decreto que extinguió Luz y Fuerza del Centro.

¡Huelga! ¡Huelga! ¡Huelga!, clamaban insistentemente miles de gargantas, lo mismo dentro del nuevo auditorio del SME como afuera, en la esquina de Insurgentes Centro y Antonio Caso, donde la multitud comenzó a congregarse desde las 9 de la mañana ansiosa de escuchar las resoluciones de la llamada Gran Asamblea Nacional por la Resistencia Popular.

En el estrado, a los flancos del secretario general del SME, Martín Esparza Flores, estaban los integrantes de la comisión de enlace del Movimiento Nacional en Defensa de la Economía Popular –Ifigenia Martínez, Gerardo Fernández Noroña y Jesús Martín del Campo– con los electricistas en lucha, Pero en el escenario estaban también representantes de numerosas organizaciones.

A saber, de la poderosa AFL-CIO, de Estados Unidos; de los trabajadores telefonistas de la República, del Instituto Mexicano del Seguro Social, de los sindicalistas de la UNAM, la UAM, el Politécnico y la BUAP, del Colegio de Bachilleres, de la Alianza de Tranviarios, de las secciones 9 (DF), 22 (Oaxaca) y 18 (Puebla) del SNTE, de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, opositora a la dirigencia de Elba Esther Gordillo.

Había también estudiantes de la UNAM, la UAM, el Poli, la UACM y la Unisur, así como miembros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco; estaba la dirección política de la Unión Nacional de Trabajadores, el Servicio de Asesoría para la Paz, del obispo emérito don Samuel Ruiz García; del movimiento Sin Maíz no Hay País, de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos, los líderes del Diálogo Nacional y algunos sindicatos del Gobierno del Distrito Federal, como el del Metro y el de la Atención a los Adultos Mayores.

Quienes no enviaron delegados o siquiera un saludo fraterno fueron los dirigentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Citada para las 10 de la mañana, la asamblea comenzó una hora después debido al tumulto reconcentrado en Insurgentes y Antonio Caso, donde proliferaban las cartulinas con mensajes contra Felipe Calderón. Uno bromeaba del siguiente modo: “Calderón, te dijeron que acabaras con La Familia, pero no con la de los electricistas”.

Entre las consignas que la gente gritaba, adentro y afuera del auditorio, además de la de ¡Huelga! ¡Huelga! ¡Huelga, sobresalían las que a últimas fechas han cobrado popularidad, como la de ¡El SME se queda, Calderón se va!, y la de ¡Si no hay solución, caerá Calderón!

En la sucesión de discursos y mensajes pletóricos de iniciativas hubo de todo, pero las arengas más incendiarias eran saludadas con mayor entusiasmo, con los gritos clásicos de ¡Duro, duro, duro! y Aquí se ve la fuerza del SME. Algunos oradores, como los de Diálogo Nacional, argumentaron que el movimiento debía responder con rapidez porque el tiempo está corriendo en nuestra contra.

Uno propuso tomar el Distrito Federal el 5 de noviembre, paralizando fábricas y centros de estudio en todos los niveles; organizar caravanas informativas que en esa fecha partieran de todos los estados hacia la capital del país y estallar una huelga nacional indefinida con tres demandas: abolición del decreto que extinguió a Luz y Fuerza; rechazo al paquete fiscal que aumenta y crea nuevos impuestos y renuncia de Felipe Calderón por traición a la patria.

Aunque la ovación que produjo este discurso fue trepidante, el moderador de la asamblea dijo que serían, a fin de cuentas, los líderes del SME los que definirían el plan de acción. Eso, en lugar de enfriar los ánimos, arreció el coro multitudinario que pedía ¡huelga!

Con esa palabra de dos sílabas, repetida infinitas veces, fue recibida y luego despedida la intervención de Martín Esparza Flores, a quien tras llamarlo al podio por su nombre y para conjurar la gritería que seguía pidiendo huelga, el moderador acudió al viejo truco de pedir las iniciales del sindicato: ¡Dame una ese! Y todos contestaron ¡ese!, y después ¡eme! y después ¡eee!, para terminar coreando ¡esmé, esmé, esmé, esmé! con el puño en alto y hasta casi quedarse afónicos.

Lucha pacífica

El líder, con aplomo, hizo un resumen de la situación, desmintiendo a quienes afirman que Luz y Fuerza es una empresa anacrónica, lo cual, agregó, es falso porque tiene más de 100 años de antigüedad y sigue manteniendo encendida a la ciudad más grande del mundo. Luego subrayó que esta lucha es y será pacífica y aseguró que el movimiento obrero no se enfrentará con la Policía Federal, que también es pueblo, ni con el Ejército, que también es pueblo.

Añadió, en cambio, que se dará una batalla legal en toda la línea y que el sindicato cuenta ya con más de 100 abogados que trabajarán gratuitamente. Pero ante la insistencia de quienes ya volvían a gritar ¡huelga!, y eran muchísimos, Esparza Flores recordó que lo primero que se necesita para hacer una huelga general es organizarla, razonable idea que fue saludada con nutridos aplausos.

Así, tras la intervención del líder máximo, otro dirigente del SME, Humberto Montes de Oca, resumió las tareas que se efectuarán de aquí al 5 de noviembre. El 30 de octubre los 44 mil miembros del sindicato deberán acudir a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, en Azcapotzalco, a impugnar el decreto y pedir su anulación, ya que el gobierno, antes de extinguirlos, no les concedió derecho de audiencia, algo que se les otorga incluso a los que matan.

Ese día, pero por la tarde, habrá una reunión de comités estudiantiles de todas las universidades en el local de Antonio Caso número 9, y los demás sindicatos consultarán a sus bases y las llamarán a emplazar a huelga por solidaridad, misma que, si las organizaciones lo aprueban, estallará en la fecha que defina la asamblea del 5 de noviembre y que levantará dos únicas demandas: abolición del decreto que acabó con Luz y Fuerza y rechazo al paquete económico de Hacienda. Esas eran dos de las tres exigencias que habían planteado distintos oradores, pero a la hora de sintetizar las propuestas, el SME eliminó la tercera, es decir, la relativa a la renuncia de Calderón.