Río de Janeiro, 24 de octubre. Decenas de personas protestaron hoy con supuestos cadáveres en repudio a la violencia que azota Río de Janeiro, mientras que las autoridades locales trasladaron a 10 grandes capos del narcotráfico a una cárcel de alta seguridad para tratar de frenar los ataques de la delincuencia que en la última semana han dejado 41 muertos.

La organización no gubernamental (ONG) Rio da Paz promovió la protesta en la playa de Copacabana para recordar que desde enero de 2007 unas 20 mil personas han sido asesinadas en el estado de Río Janeiro, elegido recién sede de las Olimpiadas de 2016.

La manifestación, que tuvo lugar al cumplirse una semana de los enfrentamientos entre fuerzas de la Policía Militar y bandas de narcos con el saldo de víctimas mortales mencionado, se efectuó en la playa con la instalación de una veintena de carritos de supermercado, cada uno con un cadáver anónimo para representar a las 20 personas que a diario mueren a causa de la ola de violencia.

Los organizadores de la protesta dijeron que recurrieron al carrito de supermercado porque el cadáver de una de las víctimas de esta semana fue dejado en uno de ellos en una favela, tras un tiroteo entre bandas de narcotraficantes, y entre éstas y la policía.

Expresaron que un hecho como ese muestra el gran desprecio de los violentos por la vida humana y el nivel de barbarie en las zonas marginales de Río de Janeiro.

Para representar la cifra de muertes violentas, la ONG hizo un juego de imágenes en un cartel en que el número 20 mil estaba formado con los arcos olímpicos.

Nosotros queremos las Olimpiadas de 2016 en Río de Janeiro, estamos felices con eso, pero como sociedad no vamos a permitir que estadios de futbol sean construidos antes que escuelas y hospitales. Necesitamos prioritariamente llevar dignidad para la población necesitada de Río de Janeiro, dijo Antonio Carlos Costa, presidente de Rio da Paz.

En tanto, la Secretaría de Seguridad Pública y la Policía Militar informaron que la transferencia de los 10 grandes capos fue realizada a primera hora de hoy, el mismo día en que se cumple una semana del inicio de los ataques.

La criminalidad tiene que saber que estamos actuando y que no habrá tregua de nuestra parte, advirtió el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral.

Los enfrentamientos en estos siete días se saldaron con la muerte de 41 personas, entre ellas 35 supuestos delincuentes, tres policías abatidos en un helicóptero y tres inocentes alcanzados por los disparos; fueron detenidas 58 personas y decomisadas 40 armas y cinco granadas, informó la policía.

Los 10 líderes del narcotráfico, que estaban en presidios locales, fueron transferidos a la aislada cárcel de Campo Grande, la de máxima seguridad del país, donde ya se encuentra Luis Fernando da Costa (Fernandinho Beira-Mar), considerado el más peligroso jefe narco de Río de Janeiro.

Organizaciones de presos controlan desde las cárceles la criminalidad y por eso fue inaugurado ese presidio en 2006, para garantizar el aislamiento. Pero según el diario O Globo incluso desde esa cárcel Beira-Mar logró pasar sus mensajes y activar a colegas de las favelas de Río a perpetrar los ataques para controlar esas áreas.

La revista Veja asegura hoy que 470 de unas mil favelas de la ciudad están en manos del narcotráfico y la criminalidad. En Río se venden 20 toneladas de cocaína por año, comercio que arroja unos 175 millones de dólares y financia la carrera armamentista de las bandas que disputan sus territorios a tiros, informó la publicación.