La Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México contará a partir del año próximo con un Consejo consultivo integrado por tres editores, un escritor y un funcionario de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, que serán responsables de la organización.

Así lo anunció anoche la titular de esa última dependencia, Elena Cepeda, durante la ceremonia de clausura de la novena versión del encuentro editorial, tras 14 días de actividades.

Dicho consejo estará integrado por los editores Marisol Schultz, Marcial Fernández y Juan Luis Arzoz, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem).

De igual manera, figurarán el escritor Hernán Lara Zavala, quien este año resultó ganador del Premio Iberoamericano de Novela Elena Ponitowska –creado y entregado en el contexto de esta feria–, así como Eduardo Clavé, por parte de la Secretaría de Cultura capitalina, quien se desempeña como director de Divulgación Cultural.

Hemos instituido un consejo que velará por la organización de la fiesta de la cultura dentro de los principios de la equidad, la diversidad, la tolerancia y el rigor estético y académico, destacó la secretaria de Cultura, quien antes calificó a la novena feria del libro del Zócalo como un éxito en todos sus objetivos.

Precisó: Ser una derrama importante para la industria editorial; garantizar el acceso gratuito a la cultura para toda la población, y convertirse en un punto de referencia y encuentro entre las comunidades artísticas y los ciudadanos.

Durante el discurso de la funcionaria no faltó un sesgo político, cuando explicó que la feria se había suspendido durante dos días porque una mala decisión del gobierno federal arrojó al desempleo, de un día para otro, a 45 mil trabajadores de Luz y Fuerza del Centro, y era público que esos “trabajadores, en pleno ejercicio de sus derechos, habrían de tomar el Zócalo como caja de resonancia de sus demandas”.

Al término del breve acto protocolario, el programa artístico fue clausurado con el espectáculo Diálogos entre Darwin y Dios, concebido y protagonizado por Jesusa Rodríguez, acompañada, en la parte musical, por la compositora Liliana Felipe.

El público, que desbordó el foro general Mario Benedetti, rió y disfrutó de la sesuda e hilarante controversia que ambos personajes sostienen en torno del origen de la vida.

Eventualidades

La de este año fue una feria singular, ante los contratiempos e incidentes que se presentaron. El principal fue la determinación de extenderla una semana más de lo programado, con el fin de reponer los dos días que fue suspendida, el 15 y el 16 de octubre, por razones de seguridad, por la manifestación de trabajadores electricistas.

Otra de las eventualides fue la renuncia de Paloma Sáiz a la dirección de ese encuentro, por considerar que en la práctica fue marginada del mismo (La Jornada, 21/10/09).

A su vez, las autoridades de la Secretaría de Cultura, en voz de la responsable de Programación de la Feria del Libro del Zócalo, Dení Sobrevilla, se mostraron satisfechas al considerar que se cumplieron las metas.

En particular, se refirieron al número de visitantes que, hasta el viernes, sumaba 901 mil personas, según cifras oficiales preliminares; y que, de cara a la numerosa afluencia de este sábado, sin duda se logrará superar el millón de visitantes previsto, cantidad similar a la del año anterior.

De acuerdo con Sobrevilla, fue muy complicado echar a andar el encuentro después de esa forzosa interrupción, pues se debieron reprogramar varias actividades, cancelar algunas e incluir otras que no figuraban en el programa original.

Balance favorable

Esta novena versión de la feria, en lo general, arroja balances favorables entre los editores, libreros y demás expositores participantes, según pudo corroborar La Jornada en un sondeo efectuado este sábado.

Varios de ellos reportaron que sus metas no sólo se cumplieron, sino que fueron rebasadas, entre ellos Editorial Cengage Learning –enfocada a libros técnicos, científicos y educativos–, que informó de un aumento en sus ventas de 30 por ciento en relación con el año pasado.

Ese es el mismo caso del Fondo de Cultura Económica, cuyas expectativas, a decir de su representante Beatriz Díaz Soto, se cumplieron desde hace varios días; y también de Editorial Éxodo, cuyas ventas, si bien se mantuvieron constantes durante la primera semana, en la segunda se incrementaron notablemente.

En términos generales, los expositores aplaudieron la determinación oficial de haber prolongado la feria una semana más, porque sin duda, ayudó a superar la baja de ventas por motivos de la crisis económica que atraviesa el país.

Pero hubo también voces discordantes. Entre ellas, la del director de Editorial Fausto, Arturo Ahmed, quien acusó una baja sensible en sus ventas, hasta de 70 por ciento.

Además de la situación ecónomica, culpó de ese hecho a la interrupción de actividades. Consideró que fue una determinación poco seria, debido a que mucha gente tenía ya planeado venir los días que la suspendieron y después ya no pudieron hacerlo.

Deploró asimismo la escasa y deficiente publicidad que se hace del encuentro libresco, tema en el que coincidieron varios de los expositores, los cuales sostuvieron que es un rubro que debe ser fortalecido el año próximo.