Mérida, Yuc., 20 de octubre. El cenote sagrado de la zona arqueológica de Chichén Itzá se ha convertido en un vertedero de aguas negras y en un foco de contaminación que amenaza tanto la flora como la fauna de la región oriente de Yucatán, denunció Villevaldo Moo Pech, ambientalista y asesor jurídico de la agrupación de artesanos Nueva Kukulcán.

El activista instó a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y a las secretarías estatales de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma) y de Salud para que investiguen y remedien la contaminación del cenote, sitio ancestral donde los mayas prehispánicos sacrificaban a jóvenes mujeres vírgenes en ofrenda a sus dioses.

El activista afirmó que en las aguas del cenote sagrado flotan heces fecales y diversos desperdicios provenientes de tiendas y comercios ubicados en el perímetro de ese cuerpo de agua.

Según datos de la Secretaría estatal de Turismo, en la mayoría de los 106 municipios yucatecos, incluida la capital Mérida, existen más de 3 mil cenotes.

Pech Moo aseguró que las tiendas donde se expenden artesanías y productos diversos para turistas son propiedad del empresario Hans Thies Juergen Barbachano, dueño de más de 700 hectáreas de la zona arqueológica de Chichen Itzá, superficie que no incluye el cenote ni el castillo de Kukulcán, y otras obras arquitectónicas mayas.

Agregó que los comercios carecen de fosas sépticas y, por orden de Thies Barbachano, los encargados arrojan los desperdicios a las aguas del cenote sagrado.

Alertó que el empresario pretende abrir dos tiendas más en el perímetro del sitio prehispánico. Eso se traducirá en más contaminación del manto freático y, en general, de la región oriente, subrayó el asesor jurídico.