Es más barata y podría empezar a producirse en cinco meses
Martes 20 de octubre de 2009, p. 3
Monterrey, NL, 19 de octubre. Investigadores del Centro de Biotecnología del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) desarrollan una vacuna contra el virus de la influenza A/H1N1, la cual ya probó su eficacia en ratas y hurones.
En unas semanas el producto se probará en humanos y se estima que en cinco meses se podría comenzar su producción masiva, como para satisfacer en uno o dos meses los requerimientos del país a un costo 50 por ciento menor que el ofrecido por laboratorios extranjeros. El costo por dosis de antígeno se reduciría de ocho a cuatro dólares por lo menos.
El equipo que realiza la investigación está integrado por más de 20 personas, encabezadas por Martín Hernández Torre, director de la Escuela de Biotecnología y Salud del ITESM; Manuel Zertuche Guerra, director de la División de Biotecnología y Alimentos de la misma institución; José Ramos Montemayor, director de la División Ciencias de la Salud, del campus Monterrey, y Mario Moisés Álvarez, director del Centro de Biotecnología-Femsa.
El doctor Mario Álvarez explicó que las vacunas tradicionales de influenza se elaboran por cultivo del virus en huevo embrionado, proceso seguro, pero que puede demorar varias semanas. Además, no es fácil de producir en masa, pues de cada huevo se obtiene sólo una dosis de vacuna funcional, y para proteger a 30 por ciento de la población mexicana se requerirían 30 millones de huevos embrionados. Por otra parte, requiere una infraestructura especial, lo que explica por qué sólo dos o tres empresas en el mundo ofrecen el antígeno a partir de diciembre.
Método revolucionario escalable y flexible
Señaló que el diseño de la vacuna, que implica una inversión de 15 millones de pesos, es único en el mundo. “La patente ya se solicitó, y aunque es difícil hablar de números finales, podemos decir que en un tanque de acero inoxidable de cien litros podríamos producir de miles a decenas de miles de dosis. Se podrían obtener unas 50 mil vacunas en 24 horas por tanque. Además, en un espacio compacto se podrían instalar 10 tanques (lo cual permitiría elaborar 500 mil dosis).
Es un método revolucionario que se puede aumentar, es decir, se puede aplicar en tanques de cien litros, y es flexible, pues se adapta a otras vacunas, como la de la influenza estacional.
Los especialistas explicaron que se usa una porción del virus
, ya que éstos no son realmente partículas vivas, y sólo tienen algunas características de ser vivo cuando entran en la célula de un animal o un humano, y en su parte más externa poseen proteínas.
Producimos una de esas proteínas, con una estructura tridimensional similar a la que tiene la proteína análoga en el virus, la cual es reconocida por anticuerpos que podemos encontrar en suero de pacientes infectados por influenza A/H1N1
, expusieron.
Un paciente afectado por el virus comienza a desarrollar anticuerpos a la segunda o tercera semana, los cuales reconocen ciertas regiones del virus, en particular la proteína que desarrollamos
.
Explicaron que la proteína despierta respuesta y memoria inmunológicas.
Lo que sigue es probar que los hurones que han sido vacunados son inmunes a la enfermedad. Después de esto estaremos listos para solicitar a la Comisión Federal de Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) la venia para proceder al examen de seguridad en humanos, que es el punto en el que nos encontramos.
Para ello se harán pruebas con un grupo de 20 o 30 voluntarios y, una vez que se compruebe que no hay efectos secundarios o tóxicos, se aplicaría a un grupo de mil 500 a tres mil personas.
Las pruebas que faltan en los hurones tomarían de cuatro a seis semanas, y en los humanos, tres meses más. De obtener los resultados esperados, a finales de febrero o principios de marzo se estaría en condiciones de comenzar la producción masiva de vacunas para satisfacer los requerimientos nacionales e incluso exportarlas.
Paralelamente, los investigadores trabajan con científicos del hospital MD Anderson, de Houston, en la fabricación de un biofármaco que protegería por tres o cuatro días a las personas expuestas al virus.