Los negocios detrás de la liquidación
No aparece el director de LFC
Cómo tapar el agujero sin ahorcar a los consumidores
dónde se encuentra, o está escondido, Jorge Gutiérrez Vera? ¿Gutiérrez who? Hasta el domingo pasado desempeñaba el cargo de director general de Luz y Fuerza del Centro. Sus empleos recientes fueron en el sector privado, pero ya había trabajado antes en la compañía de luz: fue subdirector general de 1982 a 1992. Gutiérrez Vera no compartía la visión de que la empresa fuera un nido de ratas. Inclusive se mostraba optimista respecto al futuro de las relaciones con su sindicato. Al renovarse el contrato colectivo en 2008, decía que habían convenido la reingeniería de procesos productivos, la adopción de indicadores, metas de productividad, así como mejoras en la atención a los usuarios. El aumento salarial se pactó en el nivel que aceptaron otros sindicatos: 4.25% directo al salario y mejoría en algunas prestaciones. En la revisión del año actual, las negociaciones fueron tensas, como siempre, el incremento quedó en 4.9%, nada extraordinario. La secretaria de Energía reclamó al sindicato que no hubiera cumplido las metas fijadas en la revisión anterior y el organismo gremial argumentó lo contrario, supuestamente 99% ya habían sido solventadas. Gutiérrez Vera dio un dato revelador: el déficit permanente en que operaba se debía en gran parte a que la Secretaría de Hacienda es la que fija el costo de la luz al consumidor y además determina el precio en que se compra a la Comisión Federal de Electricidad, ya que LFC sólo es distribuidora. Siendo su testimonio de importancia capital ¿por qué no aparece Gutiérrez Vera? Si existía tal grado de corrupción –de acuerdo a sus superiores– sin duda estaba enterado y eventualmente era cómplice. ¿Por qué no ha sido llamado por la PGR?
La codicia
Es importante que aparezca Gutiérrez Vera por otra razón. En una declaración que hizo en los días de la revisión del contrato 2008, quizá se encuentren algunas claves del conflicto de hoy. Incurrió en el desliz de anticipar que la empresa se preparaba a prestar el servicio de transmisión de voz, datos e imagen a través de fibra óptica, mejor conocido como triple play. En otras palabras, LFC sería proveedor, así fuera por conducto de otra empresa, de servicio telefónico, de televisión e Internet. Una mina de diamantes. Para tal fin se conformaría una nueva empresa de telecomunicaciones en la que se requeriría de inversión privada, un socio tecnólogo nacional o extranjero. El sindicato recientemente reveló que dicha compañía es una que formaron dos ex secretarios de Energía del foxismo, Fernando Canales Clariond y Ernesto Martens. Algo que debe aclarar el ex funcionario que anda hecho ojo de hormiga es si los ex secretarios eran los elegidos de Los Pinos, o tienen sus propios candidatos para hacer el negocio. Hay otro dato: anteayer la secretaria Georgina Kessel anunció que sería una nueva empresa la que sustituiría a LFC. Sin ninguna elegancia fue desmentida horas después: la elegida es la Comisión Federal de Electricidad. Pero Alfredo Elías Ayub tiene su red. ¿Acaso quieren juntar las dos en un solo negocio? Sería saludable que Gutiérrez Vera diera la cara y nos aclarara muchas dudas, porque quizá aquella indiscreción en que incurrió el año pasado despertó la codicia de muchos, y es uno de los motivos del conflicto de estos días.
Los que no pagan impuestos
Con frecuencia se dice que las grandes empresas no pagan impuestos, o pagan muy poco. Se trata de los grandes contribuyentes, con ingresos acumulables para ISR superiores a 500 millones de pesos anuales. En efecto, el régimen de consolidación fiscal que se contempla en la ley permite que alrededor de 400 grandes grupos empresariales, mismos que en conjunto acumularon ingresos por 4 millones 960 mil millones de pesos en 2008, tengan una carga fiscal en ISR de apenas el 1.7% en promedio. Esto equivale a pagar solamente 85 mil millones de pesos. En el caso figurado de que la carga fiscal de estos grupos fuera de 5%, en lugar del 1.7%, estaríamos hablando de una recaudación por alrededor de 250 mil millones, en lugar de los 85 mil millones que actualmente pagan. Eso sería suficiente –con algunos ahorros en el gasto del gobierno– para tapar el agujero sin necesidad de castigar el consumo de la población. El problema es el quién, o quiénes, son los que no pagan: las telefónicas, las televisoras, las cerveceras, los fabricantes de comida chatarra que, a su vez, son patrocinadores de las televisoras, los picudos del país. Este fin de semana los jefes de los grupos de la Cámara de Diputados trabajarán horas extras para afinar el presupuesto de 2010. Tienen esa opción, apretar un poquitín, tampoco se trata de ahogar a los grandes (no) contribuyentes, si es que lo permiten los intereses del gobernador Peña Nieto, Beatriz Paredes, Francisco Rojas y el senador Beltrones
e@Vox Populi
Asunto: la clase media
No sé de dónde sacas el dato de que solamente quienes ganan 50 mil pesos al mes son la clase media
de este país. Creo que es un grupo más amplio y extenso, que incluye a quienes ganan entre 20 mil y 50 mil pesos, además de que social, cultural y políticamente es más complejo. Adicionalmente, no solamente a los de 50 mil pesos les afectarán los nuevos impuestos. También, y sobre todo, a quienes ganan entre 20 mil y 30 mil pesos. Ahí sí, me parece que te equivocas.
Carlos Tapia/Guanajuato
R: Estimado Carlos: las personas con ingresos entre 20 y 30 mil pesos mensuales pertenecieron a la clase media hasta la devaluación del año pasado, ahora viven una ilusión. Sencillamente divide su ingreso por el valor actual de un dólar y te darás cuenta de que inclusive están ya en el nivel de la pobreza, según estándares internacionales. Pero, bien, hagamos una concesión: son la clase media baja. En el impacto de los impuestos, estamos de acuerdo.
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