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El Centro Pompidou exhibe un centenar de obras del pintor, próximo a cumplir 90 años

Honran a Soulages con la mayor muestra dedicada a un artista francés vivo
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Algunas de los cuadros de Pierre Soulages, que forman parte de la exposición del artista en el Centro Georges PompidouFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de octubre de 2009, p. 5

París, 15 de octubre. El parisino Centro Georges Pompidou honra a Pierre Soulages con la mayor retrospectiva que se haya dedicado a un artista francés vivo.

El pintor, quien cumplirá 90 años en diciembre próximo, sigue fiel desde su niñez a un solo color: el negro.

Mediante un centenar de obras, entre ellas óleos monumentales, la exhibición en el Pompidou confirma que para Soulages el negro no es un color oscuro –ese vacío sin posibilidades, ese silencio definitivo, como dijo Wassily Kandinsky–, sino que, por el contrario, está lleno de luz, de poesía.

La retrospectiva, que abrió sus puertas esta semana y concluirá el 8 de marzo de 2010, pasa revista a 60 años de trabajo, desde 1946 hasta el momento, destacando sobre todo las pasadas tres décadas, en las que se dio a conocer como el pintor del negro y la luz.

Soulages desarrolló sus propias técnicas y materiales, utilizando cuchillos, gruesas brochas, incluso suelas de zapatos para explorar mejor la transparencia y profundidad que descubrió en el negro, que en sus manos parece lleno de infinitas posibilidades de luz y sonido.

Nacido en Rodez, sur de Francia, región plena de sol y luz, el artista creó en 1979 incluso un vocablo, el outrenoir (más allá del negro), que sugiere otros países, otras formas, otros espacios. Y sobre todo, otro espacio mental, explica.

Amo este color violento que incita a la interioridad, subraya el artista, quien se manifiesta admirador de Rembrandt, que jugó como nadie con la claridad y la oscuridad.

Algunos de los polípticos monumentales que cuelgan en el Pompidou nunca han sido exhibidos. Datan de los pasados 10 años. En algunas de sus obras, el negro aparece mezclado con otros colores, también oscuros, o empastado gruesamente en un lienzo donde ha dejado pocos espacios sin pintar.

Algunos cuadros evocan en el visitante la pureza de una caligrafía china. Pero el artista, que nunca se ha identificado con un movimiento artístico o escuela, rechaza esa comparación, subrayando que en su obra es más importante la organización del espacio, la estructura, que la dinámica del gesto.

También rechaza que su trabajo se integre en esa corriente del arte conocida como abstracción lírica, que para él tiene dimensión sicológica.

Lo que importa es la realidad del lienzo pintado: el color, la forma, de donde nacen la luz y el espacio, y el sueño que lleva dentro, dice.

Para confirmar la consagración de Soulages como el máximo artista francés vivo, el museo del Louvre exhibe al mismo tiempo un inmenso lienzo ejecutado por el artista en 2000, que cuelga en el salón Carré.

Antes que Francia, Rusia rindió en 2001 un inmenso tributo a Soulages, quien se convirtió en el primer artista vivo que tuvo una exposición en el museo Hermitage de San Petersburgo.

Pero a Soulages no parece preocuparle la gloria, ni las retrospectivas. Siempre estoy pintando, se limita a decir el artista, quien asistió a la inauguración de la exposición.