Apertura y alianza
Electricistas y estudiantes
Sin protagonismos
Apagones explicables
yer hubo una nueva centralidad en el movimiento lopezobradorista. La figura proveniente de un proceso electoral fundacional cedió paso interino, táctico, a la fuerza y el valor de un movimiento sindical clave. A los coros, consignas y pancartas que de lo comicial pasaron a lo petrolero en el pasado reciente, pero siempre manteniendo su código interno, se sumaron ayer contingentes, proclamas y líderes que aun cuando hubiesen tenido afinidades y confluencias circunstanciales nunca habían transitado juntos en un pacto explícito.
López Obrador manejó cuidadosamente el curso de la integración provisional, tentativa, al grado de dejarle al dirigente Martín Esparza el lugar oratorio de honor, el último de la tanda, que hasta ahora siempre había correspondido a la figura máxima de la resistencia pacífica. No fue el ex candidato, y ahora precandidato, el que absorbió el capital sindical; más bien, sumó los activos de tres años a la bolsa de la lucha laboral que será complicada y de largo alcance, colocándose lo electoral y partidista en tono menor, imposible erradicarlo a voluntad, pero sí posible no darle rangos de rectoría, dejando todo en los mandos de los trabajadores electricistas y decidiendo acompañar a los trabajadores en las batallas por venir, hasta donde ellos decidan. Dato importante será la concurrencia a la marcha del próximo jueves en los términos que anunció el tabasqueño, sin protagonismos y, de preferencia, sin ir a la vanguardia.
El giro es difícil, pero de él depende la capacidad del lopezobradorismo para expandirse, para sumar sectores distintos a los que hasta ahora han formado su heroica base inamovible. No sólo llegaron grupos sindicales como nunca antes, sino también estudiantes, organizados y en lo individual, a quienes los propósitos calderonistas de recorte presupuestal a las universidades públicas van despertando o fortaleciendo el ánimo de participación política. Es evidente que la campaña fascistoide contra el SME habrá de cebarse en la alianza del movimiento electricista con el encabezado por López Obrador, pero los cinco puntos acordados ayer públicamente dejan claros los alcances y los propósitos de ésta, la primera exploración seria del movimiento cívico de las posibilidades de entendimiento con, en este caso, un segmento en lucha que tiene sus propias reglas, ritmos e intereses gremiales, pero que bien puede acompasarse con otras expresiones similares.
Martín Esparza habló firme y claro, haciendo sentir por primera vez el breve desplazamiento, tal vez no buscado, pero inevitable, de quien hasta ahora ha sido la figura principal. No sólo fue el lugar de honor que AMLO le cedió, sino la presencia de un contingente numeroso de trabajadores que sin duda tiene lealtades personales con su dirigente y, a partir de ello, el sello independiente, no subordinado, del hombre que al micrófono soltó datos de algunos de quienes se rasgan las vestiduras de la productividad mientras no pagan lo que consumen: la Torre Mayor, hoteles de la Zona Rosa y Polanco, los periódicos Reforma y unomasuno y la mismísima Presidencia de la República (desde el principio, colgada de la legitimidad mediante un diablito: es decir, Totalmente Pirata).
En el otro flanco, el del oficialismo guerrero, el pescador Carstens, acompañado del negociante Javierdugo Lozano (metido en el asunto de las consultorías privadas en materia de telecomunicaciones, según reveló Esparza; comercialmente interesado, pues, en asignaciones de fibra óptica), sigue lanzando anzuelos de fantasía para ver si los electricistas caen rápido en el cobro de sus indemnizaciones con bono que da fe del chantaje gubernamental: coopela filmando lápido la indemnización o cuello a esos bonos. Aterra ver que el calderonismo sólo está haciendo operación represiva, no política: no hay puentes, contactos, arreglos ni planes compartidos con sus aliados y beneficiados. Sólo el golpeteo mediático descarado, el endurecimiento institucional (sí puede haber diálogo, pero no daremos marcha atrás, dice Bucareli Yabadabadoo... ¡oh, ya se volvió a meter el tecleador en camisa de once balas: ¿no es otro de los gritos picapedreros el de ¡ya cállate, enano! al referirse a Felipablo, es decir, al Pablo feliz?), la amenaza y el garrote en lo alto.
En varios lugares, mientras tanto, se producen los explicables problemas técnicos que dejan segmentos poblacionales extensos sin energía eléctrica. No se necesita ningún compló de luces y aparatos prendidos al mismo tiempo: en la medida que fue abrupta, descontonera, sin planeación profesional, la sustitución de la plantilla conocedora de los entretelones de Luz y Fuerza del Centro, hoy se viven los consiguientes errores que sufre hasta un acomodador de autos al pasar de un modelo a otro. Felipe ha jugado con fuego y no puede culpar a nadie de los incendios o apagones tecnológicos que provoque.
Respecto al proyecto presupuestal presentado por el lopezobradorismo, habrá de iniciar su recorrido sabidamente testimonial en medio de un prianismo legislativo cuyos acuerdos tienen viabilidad numérica. Sentido político, no prescriptivo, será también el de la propuesta al congreso para que cree una comisión investigadora de pillerías eléctricas. Comisionados en firme, en cambio, fueron Claudia Sheinbaum, Ricardo Ruiz, Berta Luján y Jesús Martín del Campo para fungir como enlace del lopezobradorismo con el SME. Y un detalle que no debe desdeñarse: Gerardo Fernández Noroña recibió un aplauso fuerte de los reunidos a las afueras de San Lázaro, en un proceso de crecimiento político de quien ha sido sometido a un grosero proceso de escarnio y difamación, pero que ha escenificado episodios de valentía e inteligencia que le son reconocidos por sus compañeros.
Y, mientras ha sido reducida la lista de aspirantes a presidir el presupuesto de la CNDH, de 39 a 26, ¡Hasta mañana, en esta columna que refuerza sus sistemas de seguridad para tratar de que no le alcancen algunos apagones intermitentes del entendimiento!
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