De la mano de Cuauhtémoc Blanco y Javier Aguirre, México golea a El Salvador
Autogol de Marvin González abrió el camino a la victoria
Los jugadores festejan con vuelta olímpica en el Azteca
Sufrido primer tiempo; las anotaciones llegaron hasta el final
Domingo 11 de octubre de 2009, p. a13
México sacó boleto para su catorceava Copa del Mundo, tras golear 4-1 a El Salvador. De la mano de un inspirado Cuauhtémoc Blanco y del técnico Javier Aguirre, el Tri encontró el camino a Sudáfrica después de no sólo un sufrido primer tiempo ayer en el estadio Azteca, sino de casi tres años de traspiés que pusieron la calificación en jaque.
Los jugadores no contuvieron las lágrimas de felicidad, tampoco el Vasco Aguirre se pudo sustraer al gozo y dio una especie de vuelta olímpica, cuando ya muchos aficionados había salido casi en estampida rumbo al Ángel de la Independencia, mientras otros entonaban el jubiloso Ay, ay, ay, ay, canta y no llores...
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No fue fácil, pues al arranque México mostró más ímpetu que estrategia. Atacó a tientas y a locas hasta con cinco hombres: Andrés Guardado, Carlos Vela, Guillermo Franco, Cuauhtémoc Blanco y Efraín Juárez, y la anunciada guerra quedó reducida a embates sin pólvora. No obstante, la fortuna se inclinó hacia quien más la buscó, el Tri, que se fue al descanso con el marcador a su favor gracias al autogol de Marvin González.
México arrancó desbocado, con ánimo de cobrarse la derrota sufrida en San Salvador, pero un enjambre de abejas que acosó la meta defendida por Miguel Montes llegó a enfriar los ánimos y tras 9 minutos de suspensión se reanudó la refriega con un tiro peligroso de Eliseo Quintanilla que pasó cerca de la meta de Guillermo Ochoa.
Los dirigidos por Carlos de los Cobos parecían inmunes a la presión, a los oles con que la gente acompañó los avances mexicanos, al grito de ¡México, México!
, a los insultos para el guardameta de la visita en cada despeje. La defensa azul estuvo atenta y disolvió infinidad de avances tricolores, y en ocasiones los mismos mexicanos se encargaron de echar por la borda el recorrido con remates desviados.
El genio del Cuau comenzó a despuntar con pases filtrados tanto para Vela como para Efraín Juárez, mismos que no prosperaron, y tuvo que ser el oriundo del barrio de Tlatilco, quien de plano decidió irse como punta de lanza al minuto 25, trompicándose avanzando sobre los derribados Montes y Marvín González, quien desesperado punteó queriendo alejar la pelota, pero sólo alcanzó a incrustarla en su propio arco.
De los Cobos hizo ajustes sobre la marcha para corregir las deficiencias en la retaguardia, luego prosiguió la rutina de los tricolores embistiendo sin ton ni son, y a los centroamericanos ganando confianza para descolgadas esporádicas.
Un poco de emoción llegó al minuto 52, cuando a pase de Guillermo Franco el juvenil Carlos Vela aplicó vistosa chilena de espaldas al marco, el esférico pasó cerca del poste derecho acompañado del consabido alarido de frustración.
Para el complemento, De los Cobos mostró audacia con los ingresos de Alberto Corrales y Arturo Coreas, pero de nuevo un avance de Cuauhtémoc Blanco dio gran oportunidad a los de casa, ya que fue fauleado al borde del área grande, desde donde Andrés Guardado cobró el tiro directo que se estrelló en el travesaño tras desvío del portero.
Juárez y Guardado enviaron a cuentagotas centros desde los costados, uno de los más importantes fue el que Franco remató de palomita. Después el jugador del Deportivo La Coruña fue embestido sin que el silbante Batres lo marcara.
Pero Luego de nuevo apareció Blanco. El Cuau aplicó un par de taconcitos a Vela y al Guille Franco, quien avanzó por el centro, sacó al portero de su marco y con inteligencia cedió para que Temo firmara el boleto a Sudáfrica. Tras de recibir los abrazos de sus compañeros, el delantero del Chicago Fire corrió hasta el banquillo para estracharse con Aguirre, quien emocionado manoteó al aire.
Explotó el monstruo
En las gradas del Coloso de Santa Úrsula, el monstruo explotó en alegría, los líquidos volaron, el grito de México-México
resultó ensordecedor, pero la máxima ovación fue para Cuauhtémoc, quien salió al minuto 77 con el brazo en alto, recibió un beso en la frente del jubiloso Vasco Aguirre y su lugar lo ocupó Juan Francisco Palencia, quien aprovechó su corta participación en el campo para anotar el tercer gol.
Paco recibió pase lateral de Carlos Vela y con sólido derechazo venció a Miguel Montes. El estadio era ya un manicomio cuyo alboroto tuvo una breve pausa ante el gol salvadoreño, un tiro directo de Julio Martínez que se incrustó en el ángulo superior izquierdo de la portería defendida por Memo Ochoa.
Vela por fin encontró el camino al gol tras un largo despeje de Ochoa: el defensa Marvin redondeó su desgraciada tarde al retrasar con la cabeza hacia su portero, sin observar que acechaba el jugador del Arsenal, quien metió la pierna para darle dirección hacia la portería rival.