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El flautista estrenó dos piezas más en la Fonoteca Nacional

Horacio Franco continúa con su proyecto electroacústico

Con el concierto también se inauguró la muestra Bifurcaciones sonoras

Foto
El músico experimenta con objetos para obtener nuevas sonoridades, como en la imagen, con una copaFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de octubre de 2009, p. a14

Este fin de semana, en la Fonoteca Nacional, el reconocido flautista Horacio Franco realizó el estreno mundial de dos obras más de música electroacústica, como continuación del ambicioso proyecto que comenzó en 2008, cuando, dentro del Festival Cervantino y en el contexto de la celebración de sus 30 años de trayectoria, interpretó las primeras ocho piezas.

Franco dijo que el próximo año se realizará el estreno mundial de las tres obras restantes, a fin de completar el paquete de 13 piezas para flauta de pico y medios electrónicos creadas para él por igual número de jóvenes compositores del Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras.

El concierto de Franco, realizado en el jardín de la Casa Alvarado, sede de la Fonoteca Nacional, se llamó Prácticas de vuelo; con él se inauguró la curaduría Bifurcaciones sonoras, a cargo de Rodrigo Sigal y Arcángel Constantini, la cual presenta instalaciones de Gerardo García y Volkmar Klien, así como esculturas sonoras de Peter Vogel.

Bifurcaciones sonoras, a su vez, es parte del Festival Internacional de Artes Electrónicas y Video-Transitio, Autonomías del Desacuerdo (http://transitiomx.net), que se realiza del primero al 10 de octubre en diversos espacios del Centro Nacional de las Artes y en los foros alternos de la fonoteca y del Laboratorio Arte Alameda.

El flautista interpretó varias de las piezas creadas por los compositores Alejandro Silva, Israel Sánchez, Rafael Romo, Manuel Alejandro Gutiérrez, Fernando Lomelí, Jerónimo Rachjenberg, Pablo Rubio y Juan Marcial Martínez, estos dos últimos, autores de los estrenos mundiales recientes.

Pese a tratarse de obras un tanto alejadas de las convenciones musicales, se ocuparon todas las sillas puestas bajo la carpa instalada en el jardín y muchos de los asistentes, en su mayoría jóvenes, tuvieron que permanecer de pie o sentados en los alrededores.

Antes del concierto, Franco comentó, en conferencia de prensa, acerca del proyecto de conjuntar el lenguaje antiguo y el lenguaje contemporáneo, así como los instrumentos de antes con los recursos tecnológicos de ahora, lo que requirió un trabajo previo a la composición por parte del flautista y de Sigal con los jóvenes autores.

Tras un reconocimiento a la creatividad de los compositores, Franco comentó, sin embargo, que no todos escribieron lo que quisieron. Agregó que el lenguaje de los compositores puede, en un momento dado, tener ciertas faltas de ortografía, y no los culpo, porque los compositores en esta época no son intérpretes.

Dijo que en siglos como el XIX, o antes, los compositores eran a la vez intérpretes de instrumentos, pero en la actualidad estamos abismalmente alejados. De ahí, comentó, la importancia del trabajo previo de él con los jóvenes autores, quienes, agregó, estuvieron muy abiertos a las observaciones que les hizo como ejecutante de la flauta.

Acerca de algunas de estas obras como música electroacústica, destacó que “la conexión emotiva puede llegar a ser diametralmente opuesta a la que es para mí, por ejemplo, con la música barroca, o con la música más convencional del siglo XX, la del XIX o la del XVI.

Podríamos decir que hay una conexión mucho más interesante, de estar alerta, de reaccionar a la hora de interpretar. Para mí, la única regla en la interpretación de la música contemporánea es la reacción que uno pueda tener, y la reacción a partir de una pista pregrabada, por ejemplo.

Tras hablar en torno a las menores –que no nulas– posibilidades de improvisación en la música electroacústica, también llamó la atención sobre la importancia de la melodía, un tanto relegada en esas obras contemporáneas, que exploran más los ruidos y efectos. Franco planteó que con la melodía puede llegarse con mayor facilidad al alma o a las neuronas emotivas.