Construidos en su mayoría en la década de los años 50, los 317 mercados públicos del Distrito Federal han dejado de ser la principal fuente de abasto de los capitalinos pues, a diferencia de otros años, cuando atendían 60 por ciento de los requerimientos de alimentos, en la actualidad abastecen sólo 20 por ciento de la demanda, según un estudio de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco).

Entre las causas de esta caída se encuentra la masiva instalación de tiendas de autoservicio, aseguró el diputado local del PRD Leonel Luna Estrada, quien promueve en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) perfeccionar la actual normatividad sobre mercados públicos, trabajar en una ley para estos puntos de venta tradicionales y emitir su reglamento, toda vez que el vigente data de 1951.

Según un punto de acuerdo presentado por el perredista, en delegaciones como Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero, Miguel Hidalgo e Iztapalapa se concentra el mayor número de tiendas departamentales de las llamadas Aurrerá Express o Supertodo, que se han instalado a 100 o 200 metros de los mercados, lo que perjudica directamente la venta y comercialización de sus productos.

Luna Estrada destacó que los mercados compiten hoy en condiciones de profunda desventaja con las tiendas de autoservicio en los rubros normativo, mercantil y operativo, por lo que se requiere cuanto antes emprender un esquema de modernización que les devuelva su condición de pilares del sistema de abasto alimentario en la ciudad.

Aseguró que casi la mitad de los mercados públicos capitalinos lucen locales vacíos o a punto de cerrarse por la falta de ventas, por lo que es urgente recuperar la competitividad frente a los centros comerciales, que muchas veces se instalan sin respetar la normatividad vigente.

En particular subrayó la necesidad de fortalecer, entre otros, mercados de gran tradición como La Merced, Sonora, Jamaica, Coyoacán, Abelardo L. Rodríguez y Melchor Múzquiz, que en la actualidad se encuentran en el olvido.

También destacó la importancia de atender los problemas estructurales de los mercados públicos mediante obras de mantenimiento prioritarias en instalaciones de gas, eléctricas, hidrosanitarias y de drenaje, y tareas de pintura en fachadas, interiores y locales.

En principio, consideró que es necesario regularizar la posesión de los locales, que debe partir de la elaboración de un padrón confiable de quienes ofertan sus mercancías en estos centros de abasto.