adrid. El sueño olímpico de Madrid empezó hace unos ocho años, cuando se empezó a barajar la posibilidad de presentar a la capital española como candidata a organizar unos Juegos Olímpicos. La cercanía con Barcelona 1992 dificultaban técnicamente el proyecto, puesto que los miembros del Comité Olímpico Internacional –un grupo variopinto y al parecer insobornable formado por más de un centenar de personas– suelen valorar la pertinencia geográfica y pocas, poquísimas veces hasta ahora, ha permitido que se repita país en tan poco lapso.

En la primera candidatura de Madrid, la de la sede de 2012 y que perdió frente a Londres, fallaron numerosas cosas, entre ellas el proyecto en sí, que, según los expertos, no estaba técnicamente completo y que suponía demasiadas dudas para acometer con éxito un acontecimiento de esta envergadura.

Y ahora, en 2009, Madrid se quedó por segunda ocasión consecutiva a las puertas de la gloria olímpica. Ahora fue Río de Janeiro la vencedora, mientras Madrid, que vivía estos días presa de una corazonada colectiva, en gran parte incentivada por el alcalde de la ciudad, el conservador Alberto Ruiz Gallardón, se quedó en silencio. Decepcionada y rabiosa de no tener unos Juegos Olímpicos que tenían muy difíciles de antemano, puesto que a la circunstancia de que se repitiera país en menos de 20 años se añadía que se repitiera continente de forma consecutiva. El alcalde, que empeñó su futuro político en este empecinamiento personal de presentar la candidatura de forma ininterrumpida, mantiene en vilo a la ciudadanía, expectante ante la posibilidad de que dimita de su cargo, tal y como en alguna ocasión sugirió de forma velada. Más de cien millones de euros después, y de millones de ilusiones rotas por un proyecto que ya algunos califican de temerario, el alcalde madrileño no aclaró aún si Madrid aspirará para los Juegos de 2020. Únicamente se ha ordenado retirar cuanto antes los carteles con el emblema de la candidatura, una mano derecha multicolor con la hoy palabra de infausto recuerdo: “Corazonada”.

Los madrileños vivieron momentos de euforia mientras se definía la sede de los Juegos Olímpicos de 2016Foto Reuters

Armando G. Tejeda, corresponsal