El concierto, parte de gira europea para promover Dos lágrimas
Viernes 2 de octubre de 2009, p. a13
Berlín, 30 de septiembre. La capital alemana se rindió a Diego El Cigala en el único concierto que ofreció en el auditorio de la Casa de las Culturas, cuyas localidades se agotaron.
Lleno, tal vez, debido a la facinación por el modo apasionado que tienen los gitanos de enfrentar la vida, cultura que a los alemanes no deja de sorprender y se esfuerzan por entender, en una capital en la cual el mundo hispanohablante es parte importante de esa mezcla que caracteriza a la multiculti Berlín.
Agradecido al presenciar el lleno total, El Cigala se dirigió al público con su caracterísitico acento: “Gracias, Berlín, que Dios os guarde a todos y os dé salú”.
Parecía sentirse en casa; sin concesión lingüística alguna, conversaba entre pieza y pieza con el público, que en repetidas ocasiones se desbordaba en aplausos.
Sentía y escuchaba a quienes pedían algún bolero, como la Bien pagá. El Cigala cantaba convencido de que si yo me emociono, la gente se emociona también
. Bravo, Compromiso, Dos gardenias y una interminable Lágrimas negras fueron parte del plato fuerte de esa noche.
Para no olvidar lo que no deja de ser su carta de identidad, El Cigala tiró el cante con una pieza de flamenco acompañada por la guitarra de quien presentó como su compadre y primo, Diego Morao Jiménez.
Diego, El Cigala, se anunció en Berlín como el cantante de flamenco más famoso, como gitano que cumple con todo el estereotipo: larga melena, prominente nariz y vistosa joyería que le cuelga del cuello y las manos, y cuya fama en el mundo hispanohablante parte de la fusión de su voz potente y rasposa, típica flamenca, combinada con ritmos cubanos, interpretando lo que para los alemanes resulta a veces de insufrible melancolía, como los boleros latinoamericanos, pero que al combinarse con ritmos cubanos intentan digerir.
El concierto en Berlín fue parte de la gira europea para promover el álbum Dos lágrimas, que lo ha llevado a diferentes plazas en España, así como a Londres, Roma, Amsterdam, Zurich, Viena y cuatro ciudades alemanas.
Siempre batiendo palmas con los dedos cargados de anillos, El Cigala se hizo acompañar de su banda: el catalán Jaime Calabush Asencio, Jumitus, al piano; Yelsi, el cubano, en el contrabajo; Diego Morao en la guitarra, y Salú Suarez en las percusiones.
Juntos lograron, durante este inolvidabale concierto, cambios de estado de ánimo: por momentos arrancaron un par de lágrimas y después pusieron a bailar a los asistentes.