París, 28 de septiembre. La epidemia de suicidios en una de las mayores empresas de Francia cobró otra víctima este lunes, cuando un hombre de 51 años se arrojó de un puente y se convirtió en el empleado número 24 de Telecom Francia que se quita la vida en los 19 meses pasados.

El suicida, casado y con dos hijos, dejó una nota en su auto en la que culpa a la atmósfera de trabajo de su decisión de saltar desde el puente de una carretera, cerca de Alby-sur-Cheran, en la Alta Saboya, en los Alpes franceses.

Como muchos de los suicidas de Telecom Francia, se había ordenado al hombre cambiar de puesto como parte de una restructuración de la empresa, antes de propiedad estatal. En este mismo mes, luego del suicidio número 23, el ministro del Trabajo, Xavier Darcos, convocó al director de la firma y le exigió adoptar un enfoque más humano en la reconstrucción de una empresa en la que el Estado sigue siendo el accionista mayoritario.

Dirigentes sindicales señalaron que se sabía que el hombre que se quitó la vida estaba bajo presión. Lo reasignaron de un puesto de servicio a clientes a un centro de atención telefónica en Annecy, donde se hacen llamadas en frío para ofrecer servicios a suscriptores.

Es vergonzoso, comentó este lunes Patrice Diochet, de la federación sindical católica CFTC. Trabajaba en un centro de atención telefónica que tiene fama de insufrible. No hay interés por las personas como individuos, ninguna humanidad. Sólo les importan las cifras. Tratan a los empleados como carne.

La prefectura, oficina del gobierno nacional en la región, informó que el hombre dejó una carta para su esposa en la que decía que la atmósfera de trabajo le había impelido a cometer ese acto.

Luego de negar durante meses que existiera un problema de suicidios, Telecomm Francia accedió este mes a detener todos los cambios de empleo obligatorios y nombrar 200 nuevos consejeros del personal. Persisten dudas sobre la naturaleza de la epidemia, o si se le puede considerar epidemia.

Telecom Francia da empleo a poco más de 100 mil personas.

Traducción: Jorge Anaya