ace tres meses, las instancias oficiales aseguraban que éste sería un año con pocas lluvias por el fenómeno de El Niño. Alertaban sobre una mayor falta de agua en la ciudad de México y llamaban a la población a no desperdiciar el vital líquido. Pero las lluvias se convirtieron en problema y los funcionarios no hablan de escasez, sino de desastre. Las inundaciones dejan a miles con problemas en sus hogares y partes de la metrópoli se paralizan cada que llueve. Como prometimos el lunes pasado, seguimos con las nuevas aportaciones de los funcionarios para explicar lo que ocurre.
Por principio, nos dicen que hay aguaceros torrenciales, atípicos, como no se veían desde hace 11 años. Lo mismo afirman cada vez que hay alguna inundación. Ahora también reconocen rezagos en el drenaje profundo y que se requiere terminar el Emisor Poniente 2 (cuesta 30 mil millones de pesos), para así acabar con la sobresaturación del sistema de desagüe. Piden más dinero al Poder Legislativo para ésa y otras obras, y prometen aclarar las causas de la inundación ocurrida en Valle Dorado el pasado 6 de septiembre.
En la danza de declaraciones aparece Pelioptro Martínez, director del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), organismo oficial. Asegura que por ser el agua un problema de magnitud enorme, que escasea, necesita intervenir el sector privado. Descubre que debe haber una coordinación regional para el manejo hidráulico y evitar las fugas, que suman 38 por ciento, y buscar nuevas fuentes de abastecimiento porque la zona metropolitana de la ciudad de México es el corazón del país, y no podemos permitir que por falta de un líquido vital se nos vaya a infartar
; hay que pensar en términos de sustentabilidad, porque ahora se sobrexplotan los recursos hídricos.
No está de más mencionar que la experiencia muestra que permitir la participación de la iniciativa privada en los servicios básicos ha dejado costos negativos para la población y las finanzas públicas. En cambio, el funcionario citado ni una mención hace de la urgencia de captar el agua de lluvia para evitar la sobrexplotación del acuífero y no depender de fuentes externas. Por el contrario, aboga por nuevas fuentes de abastecimiento, lo que quiere decir más negocios para las empresas constructoras y más desequilibrios hidráulicos, sociales y económicos en las futuras regiones abastecedoras.
Y para cerrar con broche de oro la lista de declarantes, reaparece el titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan Elvira. En entrevistado con Angélica Enciso anunció que el gobierno federal prepara una iniciativa para frenar las construcciones en el valle de México y exigir a las autoridades del estado de México, el Distrito Federal y parte de Hidalgo un ordenamiento urbano para evitar el crecimiento desmedido y para que mejoren la red hidráulica. Reveló que los gobiernos estatales, municipales y locales no ejercen el presupuesto que reciben para mantenimiento de esa red. Por eso, afirma, en el valle de México hay un rezago hasta de 20 años (¿no dijeron los funcionarios que era de 50?) en la atención del problema hidráulico, agudizado por el crecimiento urbano
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Por esa razón el gobierno federal prepara una iniciativa para tomar el toro por los cuernos y poder frenar las causas de problemas como el que ocasionó las inundaciones en Valle Dorado, y poner orden en una metrópoli que no ha tenido mucho orden en su crecimiento y desarrollo
. De paso, descubre el origen de lo ocurrido en Valle Dorado: Si el drenaje que sale de la capital del país y llega al estado de México se revienta es porque es un conductor de agua negra que no está diseñado para soportar la presión, que llega al doble y revienta el ducto e inunda gran parte de la ciudad
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¿Acaso no dijeron los funcionarios que el sistema para sacar las aguas del área metropolitana de la ciudad era un portento de la ingeniería?
Pero no seamos pesimistas. El segundo gobierno del cambio siempre cumple lo que promete. No dudemos entonces que al fin tendremos lo que tanta falta hace: la reordenación urbana e hidráulica, la planificación del desarrollo de la cuenca de México. Y, por supuesto, del resto del país.