Imponente luce Tenango cuando camina con paso alegre, que lo hace brincotear por la alfombrada pista donde junto con otros siete ejemplares compite por ser considerado como el mejor de su grupo.

La escena, en una de los amplios salones del World Trade Center donde a lo largo de la semana y hasta hoy cientos de canes vanidosamente se exhibieron, cambiaron de dueño o, estresados, optaron por dormir a pierna suelta ante el desencanto de los visitantes de la Expo Can 2009.

Tenango, sin embargo, ha disfrutado su estancia y parece extrañar poco el sol de Jiutepec, el poblado morelense donde reside. Se sabe admirado. Su estampa obliga a ello.

Fuerte, es todo un atleta de alto rendimiento, lo califica su dueño, Rafael Giménez Valdez, criador de la raza xoloitzcuintle desde hace 47 años. El peculiar can sin pelo, sujetado mediante una correa por su manejador, se deja guiar, hace un alto, la juez estadunidense lo ve de lejos, se le acerca, pero no le revisa la mordida, como lo hace con los otros siete concursantes.

Giménez, en tanto, al igual que suelen hacerlo los otros dueños, cuenta la historia de la raza que cría: se tienen pruebas arqueológicas de que ya existían hace 3 mil 500 años y es el único perro oriundo de América pues, agrega, los chihuahueños, contra toda creencia popular, proceden de Europa.

Tenango, que se ejercita media hora diaria en una caminadora y engulle una cazuela de pollo cocido con avena licuada y una dosis de alimento balanceado, es un ejemplar admirado, su andar por las exposiciones caninas le ha redituado ya 34 premios, lo que le ha valido ser asediado por criadores de varios países, quienes le han puesto cheques en blanco a Giménez, pero el se resiste a deshacerse del can, propiedad de su nieta, pero no de sus descendientes, los que en el mercado se cotizan en varios miles de pesos, cantidad que Giménez dice que no siempre compensa lo que se invierte para la manutención, pues hay que cubrir sueldos de cuidadores, vacunas, consultas veterinarias, inscripciones a concursos y viajes.

Los xoloitzcuintles –guías de niños, atendiendo al significado de su nombre– estuvieron en peligro de extinción, pues dice Giménez, fueron descuidados por 500 años, pero ahora se cuenta que en Suecia existen criaderos, lo mismo que en Rusia. En México, Frida Kahlo y Diego Rivera los procuraron, pero –se lamenta Giménez– Rivera fue buen pintor pero mal criador. Igualmente lo hizo Dolores Olmedo, aunque ella, los cruzó con basset hound, afirma el criador, lo que impulsó la raza.

Mucha estampa y gallardía en el paso de Tenango, pero es finalmente un schnauzer gigante el que se lleva el primer lugar.

Lo que poco le importa al xoloitzcuintle, pues él, como la mayoria de los perros, es un poco aristotélico con su propia teleología que lo hace no tener en cuenta los objetos que no están vinculados con sus intereses. Por lo que, con o sin listón, seguirá con su vida.