Las artistas ofrecieron un recital donde se fusionaron los espíritus del duende y el nagual
de todos, Meneses y Martirio tocaron el alma oaxaqueña
La cantante local arrancó el concierto agradeciendo ser recibida en su hábitat natural
Con alusiones a Chavela Vargas y Carlos Gardel, la española impregnó el escenario de un aire flamenco
Domingo 20 de septiembre de 2009, p. 6
Oaxaca,Oax., sábado 19 de septiembre. Con un arsenal de canciones imprescindibles y un espíritu dual, la cantante oaxaqueña Geo Meneses y la española Martirio protagonizaron un concierto en el centenario del teatro Macedonio Alcalá de esta ciudad para no olvidar, con mezclas de bolero, flamenco, ranchero, tango y jazz, el cual traspasó el plano dimensional, donde las intérpretes, cada una por su lado o a duo, fusionaron los espíritus del Duende y el Nagual.
El público comenzó a llegar de poco a poco la noche del viernes a la primera cita del recital titulado Alma con Alma (hoy sábado se efectúa el segundo), en el centenario teatro Macedonio Alcalá, para acomodarse en el sillerío y palcos; el escenario está puesto con su escenografía e instrumentos expectantes y el telón corrido. Tras la tercera llamada comenzó el preludio de una velada mágica.
Enfundada en un vestido escotado, apareció la oaxaqueña para soltar de su interior Serenata sin luna, que el público recibió con un discreto aplauso; Meneses se veía rígida, como anclada al escenario, pero un par de canciones más y las muestras de cariño de los asistentes hizo que Geo lograra entablar un diálogo entre el nervio óptico, el tímpano y las cuerdas vocales con su público. Agradeció estar en su hábitat natural, con su gente y abrió sus brazos para acoger a los convocados.
Se escucharon No vuelvo a amar, Júrame, La malagueña, Tata Dios (que dedicó a todas las mujeres en el mundo que mueren por carecer de los servicios básicos de salud), Luz de luna (con arreglos jazzeados y bluseados) y Cascabel, dejando al público calientito para disfrutar de un dulce Martirio.
Canciones vuestras y nuestras
La andaluza apareció bajo una tenue luz azul acompañada de una armoniosa guitarra para ganarse a la audiencia con una memorable interpretación de Las simples cosas, que fue recompensada con una sonora ovación y vítores desde todos los rincones del escenario.
Después se dirigió al público oaxaqueño: Me siento feliz de estar en esta magnífica ciudad, siento una alegría y fascinación especiales desde que llegué. Gracias por estar aquí
. Y luego previno: “Tocaré un repertorio de canciones vuestras y nuestras… de todos, con aire flamenco”; el público, cómplice, estuvo de acuerdo.
Martirio continuó con Mucho corazón, con la que arañó por momentos ese órgano, recorriendo todo el escenario de lado a lado. La tercera en la lista fue una versión por soleares y bulería de Quisiera amarte menos, en homenaje a Chavela Vargas, esa chamana del canto que, cuando lo hace, sana el alma. La admiro mucho
, explicó la española, quien prolongó su actuación con Esta tarde gris.
El concierto de Martirio continuó con el himno latinoamericano del inmigrante que vuelve a su tierra; que escribieron Alfredo Le Pera y Carlos Gardel
, dijo la española antes de soltar el tango Volver, que aderezó con algunos quiebres milongueros. Luego invitó a Geo a cantar con ella Alma mía, y ahí sí, el público perdió la mesura y soltó alaridos al verlas cantar a dúo. Llegaron también Bien pagá y Ojos verdes, donde la cantante se despojó de sus emblemáticas y omnipresentes gafas de sol y dejó ver sus ojos verdes. Se despidió con Teme.
Pero el insaciable público comenzó a pedir otra, por lo que, repitiendo la dosis, las cantantes salieron juntas para interpretar un conjunto de piezas con las que armaron el palomazo en un primer encoré que se extendió a un segundo: Un poco más, La Martiniana, La cigarra, La llorona y Canción mixteca, con las que Geo y Martirio tocaron algo inasible, eso que algunos ubican entre la epidermis y el sistema óseo y que otros, más románticos, llaman alma.
Marcela, seguidora de ambas cantantes, sintetizó así el concierto: Estoy aquí en la ciudad de Oaxaca por trabajo, pero mi amiga Pamela me invitó al concierto; ni ella ni yo sabíamos qué esperar, pero salimos fascinadas; que grandes voces y que formidable espectáculo. Nos cautivaron ambas
.