En la conmemoración de un año más de Independencia y en la cuenta regresiva hacia el bicentenario de ésta no se debe olvidar que varios sacerdotes encabezaron este proceso libertador, planteó el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, quien llamó a no excluir a la Iglesia de la vida nacional, porque somos parte de este país, de su pasado y de su presente.

En su reflexión semanal, en la cual abordó ayer el tema Iglesia y patria, el prelado señaló: pretender negar el derecho de la Iglesia a participar en el desarrollo integral de nuestro pueblo, es querer desconocer que la Iglesia católica ha sido y es parte de la identidad nacional, con una vocación, a partir de Cristo, de lucha por la verdad y la vida, la santidad y la gracia, la justicia, el amor y la paz.

El hecho de que sacerdotes hayan encabezado el proceso libertador, dijo, se explica porque el evangelio no tolera la esclavitud y la explotación. Tampoco se niega que importantes jerarquías de la misma iglesia los descalificaron y excomulgaron.

Y lo hicieron, abundó, no sólo porque esas jerarquías estaban ligadas al gobierno español dominante, sino sobre todo por los crímenes y sacrilegios que los libertadores cometieron y por sus deficiencias morales, pero al pedir perdón por esos excesos, no por lograr la independencia, murieron en comunión con la Iglesia.

Arizmendi también resaltó que en las actuales circunstancias de inseguridad y financieras, es necesario que todas las iglesias, todos los mexicanos, aun los no creyentes, nos unamos para construir un país que avance por los caminos de la libertad, la solidaridad y el progreso social.

Una nación, concluyó, en la que resplandezcan incesantemente la concordia, la fraternidad y la justicia. No nos dividamos más defendiendo cada quien sus intereses.