Festival Patria Grande
uando se arrancan a tocar los mariachis y nos echamos un gran trago de tequila con todo y grito, sal y limón, vemos aquellos rostros de ojos negros, piel morena, dientes fuertes y sonrisa cordial de la gente tan querida del pueblo, sus colores, ritmos y danzas... en especial si estamos en el extranjero, México se siente. Se nos hace un nudo en la garganta y los ojos se aflojan. Entonces, respiramos hondo y con nostalgia pensamos: ¡ay mi patria, mi patria querida!, tan bella y rebosante, tan grande y generosa, ya sin rifles 30-30, cananas, caballos, machetes ni calzón blanco, pero con la misma injusticia, la misma hambre canija ante un descomunal cinismo.
¿Por qué?, ¿cómo llegamos hasta esto?, ¿qué ha sucedido?, ¿qué está pasando?, ¿adónde vamos?, ¿para qué tanto sacrificio y sufrimiento?, ¿para qué tanta verborrea? ¿cómo se permiten todo esto? No hay trabajo ni dinero; no hay respeto, honor ni vergüenza, pero sí una gran deuda económica.
A lo largo de la historia hemos visto pasar una especie de interminable desfile de danzas de seres con máscaras de animales y de blancos barbados con su eterna verborrea. Danzantes que bailan al ritmo que les tocan, en medio de luces, serpentinas, cuetes multicolores, en festejos insólitos en los que aparecen calacas rumberas y tembeleques, que sacuden los huesos, mochan, pican, cortan, degollan y mordisquean el alma sin pena alguna, hasta que aparece la reina del carnaval: la voraz impunidad, en su trono, sostenido por hampones y legulellos. Esas son las cadenas de una patria humillada.
Pero hay que celebrar, no hay que ser pesimistas. La esperanza respira indignada, mientras resiste el jalón implacable del torbellino de la inflación, del atraco, de la horda canalla que la tiene secuestrada y que pide cada vez más, sin satisfacerse nunca.
Bello y falso
México canta y baila en el Festival Patria Grande, que se presenta en diversos foros de la ciudad de México y que concluirá el próximo 20 de septiembre. Es un espectáculo tan bello y falso como el ballet folclórico, totalmente desfigurado, con su trade mark para turistas. Es una fantasía maquillada, como los comerciales de televisión.
Millones de mexicanos llevan en su sangre un río profundo con infinitas ramificaciones con ruta al mar, a la vida; llevan en sus venas el sentido común, la verdad, la honestidad y el amor a la justicia.
México es un país maravilloso que sabrá salvarse de los depredadores, cuando despierte de la inocencia, el romanticismo y la ignorancia.
Mientras, amigos queridos, disfruten y asistan al Festival Patria Grande. Consulte la cartelera y diviértase, pero mucho ojo, y por siempre ¡viva México!