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La lectura poética debe hacerse a solas, en silencio, dijo en el Centro Cultural España

José Emilio Pacheco propició una tertulia con varios secretos y mucho humor

El escritor y traductor conversó en torno a sus dos libros más recientes, publicados por Era

Compartió el poema Nupcias del unicornio, una protesta contra el entretenimiento televisivo

 
Periódico La Jornada
Jueves 10 de septiembre de 2009, p. 5

Un rap por aquí, una complacencia por allá y ya entrados en confianza, para todos, varios secretos y mucho humor.

Así fue el encuentro que sostuvo el poeta José Emilio Pacheco (JEP) la noche del martes con el joven público que abarrotó el Centro Cultural España.

Más que estar frente a un escritor de ésos que acuden a pronunciar verdades irrefutables en larguísimas mesas redondas, se conformó una tertulia alrededor de una suerte de entrañable amigo cuyas palabras están presentes en los momentos decisivos, como si fueran la banda sonora de la historia personal.

En el acto, anunciado como un recital, el autor, quien fue recibido con vivas y aplausos, se despojó de toda solemnidad y señaló que la lectura poética debe hacerse a solas, en silencio, por lo que mejor propuso una conversación en torno a sus dos libros más recientes, Como la lluvia y La edad de las tinieblas (Ediciones Era).

Explicó que esos dos volúmenes contienen distintos libros de poesía, escritos durante varios años y que, inclusive, iban a aparecer en una sola edición. No los dio a conocer en su momento porque, dijo, temo al escritor que se llena de títulos. Al final fue la editorial la que le sugirió dividir el material en dos volúmenes.

El baile de las palabras

Para abrir boca leyó el poema Rap del salmón, luego de que nadie se atrevió a aceptar la invitación de Pacheco de en realidad rapear ese texto. Habló de su gusto por la rima, pues si no, no tiene caso esto de ser poeta.

Luego leyó Nupcias del unicornio, el cual es una protesta contra el entretenimiento televisivo que cada vez más se basa en la humillación de las personas, explicó.

Un muchacho le solicitó que leyera el poema en prosa Jumping beans, dedicado a esos frijoles saltarines que causaron tanta curiosidad al poeta cuando era niño y que al mismo tiempo le enseñaron que a veces no hay que indagar hasta el fondo de algunas cosas, pues puede ser muy impactante, como cuando quiso saber qué había dentro de esas semillas que se movían solas.

Foto
José Emilio Pacheco, anteanoche, durante el encuentro que sostuvo con sus lectoresFoto Carlos Cisneros

Así lo narra Pacheco en un fragmento de su poema: “Parto de un martillazo un jumping bean. La atrocidad se revela ante mis ojos: en cada semilla, en el sacófago que constituyen sus paredes, se agita un leve gusano en busca de aire, de espacio de luz y de salvación imposible.

Colmo de lo absurdo, el insecto nace enterrado en vida. Sólo puede consumir su existencia en la asfixia, la angustia y el sufrimiento infinitos. Su instinto de vivir se manifiesta con tal desesperación que su fuerza hace danzar una jaula hermética, una celda de manicomio, un sarcófago mil veces más pesado que su cuerpo.

También recordó que fue en la infancia cuando tuvo la fortuna de llegar a la poesía a través de refranes populares como camarón que se duerme se lo lleva la corriente y fábulas que lo maravillaron porque fue descubrir cómo bailan las palabras.

Para concluir la reunión, que muchos jóvenes querían prolongar, el poeta les recomendó leer lento, pues dijo no ser partidario de la erudición, pero sí del leer poco para leer muy bien.

José Emilio Pacheco cerró la noche con la lectura del poema Horas altas, el cual, dijo, nunca como ahora es muy adecuado para este septiembre de 2009 y es el siguiente:

En esta hora fluvial/ hoy no es ayer/ y aún parece muy lejos la mañana/ Hay un azoro múltiple/ extrañeza/ de estar aquí de ser/ en un ahora tan feroz/ que ni siquiera tiene fecha/ ¿Son las últimas horas de este ayer/ o el instante en que se abre/ otro mañana?/ Se me ha perdido el mundo/ y no sé cuándo/ comienza el tiempo/ de empezar de nuevo/ Vamos a ciegas en la oscuridad/ Caminamos a oscuras/ en el fuego.