En el tema de la delincuencia organizada, México e Italia comparten algunos fenómenos que son históricamente parecidos, dijo el director del Instituto Italiano de Cultura en México, Marco Bellingeri.

El funcionario e historiador mencionó como ejemplos: una dimensión particularmente violenta a nivel local, la territorialización del crimen en ciertas regiones y una internacionalización reflejada en un mercado ilegal global.

Bellingeri habló hace unos días en la sede de ese instituto en Coyoacán, considerado la oficina cultural de la embajada de Italia en México, para hacer pública la propuesta de creación de un Centro Internacional Italo-Mexicano de Estudios Históricos, Jurídicos, Sociales y de la Administración Pública.

Dicho centro fomentaría, según información de prensa, el intercambio de experiencias y conocimientos sobre el fenómeno del crimen organizado, que ponga en evidencia la necesidad de una constante acción para reforzar la cultura de la legalidad y de la responsabilidad civil.

Para ello, Bellingeri y otros funcionarios y especialistas italianos –Franco Avicolli, Paolo Pagliai y Davide Scalmani– anunciaron el seminario El contraste a la delincuencia organizada en el marco de nuevas reglas para el desarrollo: reflexiones, experiencias y propuestas.

El encuentro comenzó el pasado martes y las sesiones se desarrollan en la Universidad del Claustro de Sor Juana, el Instituto Nacional de Ciencias Penales, el auditorio del edificio Las Flores en San Ángel y el Templo de Corpus Christi.

Ahí, los representantes de las instancias participantes de México e Italia, como las mencionadas, además de la Universidad Nacional Autónoma de México y organizaciones civiles y oficiales de los gobiernos capitalino y federal, buscan avanzar en el diagnóstico del fenómeno del crimen organizado en ambos países, así como en la creación del centro.

En el seminario, que hoy concluye, participan académicos de diversos centros de investigación italianos, así como funcionarios de ese país involucrados con el combate a las mafias.

Respecto de la lucha en su país, que incluye derrotas y logros, Bellingeri mencionó que el gran momento de declive y ruptura fue después de los asesinatos en 1992 de los jueces Giovanni Falcone y, meses después, Paolo Borsellino, a manos de la mafia siciliana.

“Después de eso el Estado italiano supo responder de alguna manera –con muchas dificultades y sin romper los elementos fundamentales del estado de derecho– al gran crimen organizado, y tuvo muchos resultados.”