Jueves 3 de septiembre de 2009, p. 9
Una negociación entre autoridades del Gobierno del Distrito Federal y el Estado Mayor Presidencial permitió que Marcelo Ebrard asistiera a la ceremonia alterna de presentación del Informe de gobierno de Felipe Calderón, sin que se saludaran. Aunque esta vez el perredista sí aplaudió al mandatario panista.
La logística fue convenida con anticipación para que Ebrard no tuviera que estrechar la mano del Ejecutivo o cruzar palabra con él, de la misma forma que ha hecho cuando asiste a las sesiones del Consejo Nacional de Seguridad, realizadas desde el año pasado.
Aunque el jefe de Gobierno capitalino llegó con unos 10 minutos de anticipación al patio central de Palacio Nacional, se integró en una de las esquinas del podio sólo una vez que Calderón había pasado por esa zona para saludar a los gobernadores.
Se sentó entre los mandatarios de Tabasco, el priísta Andrés Granier, y de Tlaxcala, el panista Héctor Ortiz, y siguió por más de una hora el discurso presidencial. Aplaudió cuando Calderón presentó su agenda social, luego cuando se refirió al problema del abasto de agua y reconoció el respaldo de la administración capitalina y, por último, en el apartado de seguridad.
En el entorno cercano al perredista se comentó a este diario que un cambio de logística del Presidente pudo haber frustrado el plan, ya que Calderón decidió despedirse de los gobernadores y comenzar por la fila donde se ubicaba el gobernante del DF.
Al percatarse de ello, Óscar Argüelles, director de Comunicación del Gobierno capitalino, se acercó a Ebrard y le sugirió retirarse para evitar el contacto con el Presidente, quien todavía estuvo unos minutos en Palacio despidiéndose de sus invitados.
Más tarde, Ebrard lamentó que algunos militantes del PRD cuestionaran su asistencia al tercer Informe de Calderón en Palacio Nacional; aclaró que como jefe de Gobierno debe estar informado y en disposición de reunirse con las diferentes fuerzas políticas.
Puntualizó que acudirá a todos los actos que sean de importancia para la ciudad, como seguridad o la influenza. No quiere decir que porque uno esté en el informe esté de acuerdo con lo que se diga.
Rechazó que el informe de Calderón haya sido una ceremonia protocolaria o de lucimiento del Ejecutivo federal.