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Destaca la necesidad de centrarse menos en combatir a talibanes y proteger más a la población

Aboga jefe de la OTAN por nueva estrategia de las tropas internacionales en Afganistán
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La bandera de Estados Unidos es presentada a la familia del marine William Cahir, ayer, en el cementerio de Arlington, Virginia. Cahir, originario de Bellefonte, Pensilvania, fue abatido en Afganistán el pasado 13 de agostoFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 1º de septiembre de 2009, p. 22

Kabul, 31 de agosto. El comandante de las tropas estadunidenses y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán, Stanley McChrystal, abogó por una revisión de la estrategia de las fuerzas de internacionales, que en 2009 sufrieron el mayor número de bajas en ocho años de ocupación.

La situación en Afganistán es grave, pero el éxito aún es posible y requiere revisar la estrategia, la implicación y la determinación, así como de una mejor coordinación de los esfuerzos, dijo McChrystal en un informe, refirió la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad dependiente de la OTAN.

McChrystal entregó su informe al comandante militar estadunidense para Irak y Afganistán, David Petraeus, para que lo comente antes de transmitírselo al secretario de Defensa estadunidense, Robert Gates, y al secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.

Según McChrystal, una nueva estrategia debe centrarse más en proteger a la población afgana y menos en combatir a los talibanes, así como reubicar los contingentes militares, pero sin sugerir por el momento un aumento de tropas.

La población afgana pierde confianza en las tropas internacionales porque la guerra contra los talibanes no contribuye a mejorar sus condiciones de vida, señaló, y destacó la necesidad de trabajar para que el ejército afgano asuma el liderazgo, aunque estimó que eso no será posible hasta dentro de tres años, por lo que pidió acelerar el entrenamiento de las fuerzas afganas.

En sólo ocho meses, y ante el fortalecimiento de los talibanes, 2009 se convirtió en el año más sangriento para los soldados extranjeros desde su llegada a Afganistán, tras la invasión de Estados Unidos a finales de 2001.