causa de la crisis se cancelan o aplazan proyectos muy cuestionados por sus efectos negativos sobre el medio ambiente y los recursos naturales. El primero es la construcción de la Plaza Bicentenario y un nuevo palacio de gobierno en Cancún, en terrenos de El Ombligo Verde, último reducto generador de oxígeno de la ciudad. En vez de esas obras innecesarias, urge atender otras carencias: el transporte urbano, agua y mejores vialidades en las colonias donde viven los pobres (que son la mayoría en Cancún), rescate de espacios públicos, más actividades culturales. Bueno es recordar que, pese a la oposición ciudadana, al Ombligo Verde le restaron espacio arbolado durante el gobierno del doctor Zedillo, en busca de votos para el PRI. Allí se edificó una catedral y sus servicios conexos. Fue entregada al primer obispo con que cuentan los Legionarios de Cristo.
En el otro extremo del país no tiene para cuándo iniciar el proyecto de transporte multimodal
más importante del sexenio: Punta Colonet, 160 kilómetros al sur de Ensenada. Abundan las críticas de los científicos y grupos ambientalistas a dicho proyecto por los efectos que tendrá sobre la región, comenzando porque no hay agua para cubrir las necesidades de los 250 mil habitantes que vivirían en ese nuevo polo, clave para la llegada masiva de mercancías procedentes de Asia y rumbo a Estados Unidos. Con la crisis, funcionarios e inversionistas le encontraron errores garrafales al proyecto original en dimensión, costos de construcción y operación del puerto. Se exageraron sus beneficios económicos. Hasta localizaron una que otra irregularidad ambiental. Ahora la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (a cargo de quien antes subrogó las guarderías del Seguro Social) anuncia el relanzamiento
de Punta Colonet con cambios importantes que, se rumora, también abarcan lo ecológico. Pero sin fijar fecha de inicio y mucho menos aclarar si, esta vez, la autoridad ambiental no será complaciente con los inversionistas. Algo difícil porque en Baja California el partido de la moral, la honradez y las buenas costumbres arrasó en las pasadas elecciones. La oposición a los megaproyectos que destruyen el ambiente es muy débil, voz en el desierto, mientras en esa entidad existen serios problemas sociales, económicos, de servicios y seguridad.
Igualmente se canceló otro megaproyecto en la península de Baja California. Esta vez de tipo turístico residencial en el municipio de Loreto, a cargo de firmas estadunidenses y para consumo de los habitantes de ese país.
Cuestionado desde un principio, quebró la empresa constructora TDS Loreto Partners, filial de Citigroup, dejando en el aire una inversión de más de 3 mil millones de dólares. Entre otras cosas, el proyecto contemplaba construir 6 mil viviendas sustentables
con su infaltable campo de golf en una zona donde el agua es factor limitante.
Para satisfacción de los defensores del ambiente en Jalisco, todo indica que se cancela la construcción de la presa Arcediano, proyecto hidráulico anunciado cuando gobernaba el panista Francisco Ramírez Acuña, hoy diputado federal. No obstante, su sucesor Emilio González (promotor del tequila en actos públicos y donante de dinero del erario a causas religiosas) se comprometió a hacerlo efectivo, dizque para garantizar, por décadas, el abasto de agua potable a Guadalajara y su zona conurbada.
Arcediano no es indispensable, pero sí un negocio. Es más viable, benéfico y económico modernizar el sistema de conducción de agua de dicha ciudad y su zona metropolitana. En él se pierde la tercera parte del líquido que se inyecta a la red; además de evitar el elevado desperdicio que existe en miles de hogares, industria y agricultural y, como en otras ciudades, captar el agua de lluvia para tratar y reutilizar lo más posible las servidas.
Finalmente, mencionemos el enésimo proyecto para crearle playas a la zona hotelera de Cancún con arena traída de la isla de Cozumel. Aunque cuenta con el aval de la dependencia responsable de velar por el cuidado de los recursos naturales, el proyecto naufraga por falta de dinero, la oposición ciudadana y los científicos.