Temixco, Mor., 28 de agosto. Más de 48 mil habitantes de este municipio colindante con Cuernavaca cumplirán un mes sin agua, por lo que decenas tomaron la presidencias municipal mientras otros bloquearon arterias principales en demanda de que se resuelva la crisis, originada porque la Comisión Federal de Electricidad (CFE) cortó el servicio de energía de sus pozos debido a que el ayuntamiento no pagó un adeudo.

A principios de mes las autoridades incumplieron el plazo de amortizar en un millón de pesos el adeudo de seis millones que tienen con la paraestatal, porque no hay dinero, dada la reducción de sus partidas presupuestales; si embargo, los inconformes advirtieron que mantendrán las acciones de protesta mientras no haya solución, pues ya no pueden pagar el agua por tandeos ni garrafones.

José Isabel Pineda Tapia, presidente de la Asociación de Ayudantes Municipales de Temixco, dijo que la inconformidad popular obedece a que el alcalde perredista Gregorio Rascón González no da la cara, mientras 80 por ciento de una población que rebasa 60 mil habitantes continúa sin agua. Manifestó que sin luz el ayuntamiento tampoco puede sacarla de los pozos y mandar pipas, excepto si la compra en otros municipios o le ayuda el gobierno del estado.

Pagamos nuestros recibos pero vamos a cumplir un mes en total desabasto y ya no tenemos dinero para comprar dotaciones a domicilio, dijo Ernestina Salgado Ponce, una de las inconformes que desde las primeras horas –como han hecho durante toda la semana– se reunieron en el Sistema Operador de Agua Potable de Temixco para exigir al director Juan Valero que resuelva el desabasto.

Sin embargo, la respuesta del funcionario es que no hay dinero para pagar a la CFE. Ante ello los manifestantes decidieron tomar la sede del ayuntamiento, y tras desalojar al personal anunciaron que mantendrán la protesta mientras no se resuelva la crisis, mientras otros habitantes bloquean la avenida principal y las salidas hacia Cuernavaca y Acapulco.

Mujeres con pancartas exhibían sus reclamos y dijeron estar cansadas de ir a lavar a comunidades donde hay pozos o traer el agua de municipios aledaños, mientras las autoridades locales y estatales permanecen de brazos cruzados.