En provincia renace el profesionalismo taurino y repunta una fiesta imaginativa
En el Museo Nacional de Arte, Marius de Zayas se revela como inteligente aficionado
Lunes 24 de agosto de 2009, p. a41
En el país de cada quien su fiesta, en vez de sumarnos a la alharaca por la obligatoria reanudación de la temporada de no- villadas en la Plaza México, irresponsablemente suspendida por el empresario, ofrecemos al lector un esbozo del segundo festejo en Santa Clara, estado de México, con motivo de su feria anual, cuya seriedad torista de varios años fue corroborada en la interesante corrida del lunes 17 de agosto con los toros de San Martín, y la tarde de ayer con los novillos de Tenexac.
Hicieron el paseíllo los jóvenes Alfonso Mateos, Salvador López y Jaime Ruiz, para lidiar ejemplares muy bien presentados del hierro tlaxcalteca de Tenexac, propiedad del escrupuloso ganadero Sabino Yano Bretón, caracterizado, como algunos otros, por su clara ideología como criador de bravo. Seis cárdenos preciosos y con cara que cumplieron en varas, tuvieron calidad y recorrido y pusieron a prueba el ánimo tanto de los muchachos como de las cuadrillas.
Como en el festejo anterior, el ganado volvió a estar por encima de los alternantes, que junto a su buena disposición acusaron su falta de fogueo, pues ya se sabe que a diferencia de España, donde los toreros se hacen toreando, aquí se hacen… de milagro.
Momento de impagable torería fue el oportuno quite a cuerpo limpio que realizó Marco Antonio Domes a Adolfo Sánchez, cuando éste salía apurado de un cuarteo. Lo demás fue una comprobación de los notables contrastes que acusa la fiesta de toros fuera de la ciudad de México, por ejemplo en Santa Clara:
Profesionalismo imaginativo, publicidad y promoción eficaces, ganado de primera impecablemente presentado cuyas fotografías fueron difundidas con oportunidad, carteles dignos con toreros en vías de consagrarse, atractivos programas de mano con óleos originales del incansable promotor Jorge Matchain, apoyo de empresas locales y precios accesibles. Resultado: dos llenos y, lo más importante, la lealtad del público hacia esos festejos.
Mención especial merece Salvador López, con carisma, conexión con el tendido y solvencia delante del toro, que tras lucidas tandas con la diestra obtuvo una oreja de cada astado y tras la muerte de su segundo recorrió el anillo acompañado del ganadero. Bien de capa y sin mucho plan con la muleta anduvo Alfonso Mateos, que apenas conectó, y ensimismado y pundonoroso con el lote más difícil se vio a Jaime Ruiz.
Si es usted de esos aficionados cuyo amor por la fiesta no acaba en la oferta taurina de los ruedos, dese una vuelta por el siempre bello e interesante Museo Nacional de Arte, en el Centro Histórico, donde hasta el día 30 de agosto permanecerá la reveladora exposición Marius de Zayas; un destierro moderno.
Sensible, culto y creativo, este mexicano (Veracruz, 1880-Connecticut, 1961), obligado a exiliarse en Estados Unidos por las bondades del porfiriato, dedicó su vida a la promoción del arte entre Nueva York y Europa hasta mediados del siglo XX.
Para el aficionado pensante lo revelador es que de Zayas fue amigo de Encarnación López La Argentinita, compañera de Ignacio Sánchez Mejías y hermana espiritual de Federico García Lorca, le organizó a ésta presentaciones en Londres y Nueva York y produjo dos documentales que no tienen desperdicio: uno sobre la técnica del toreo, con el diestro Antonio Márquez, y otro sobre el arte de la danza española, con La Argentinita, mismos que se proyectan en la citada exposición.