En congreso de estudios rurales, conferencia magistral del experto
Las reformas que ha realizado son limitadas, no consideran el derecho de los pueblos indígenas a la autonomía
, por eso sigue la lucha, explicó
Domingo 23 de agosto de 2009, p. 5
San Cristóbal de Las Casas, Chis., 22 de agosto. La disputa entre las comunidades indígenas, por la construcción de su autonomía, y grupos de otra filiación política, por la tenencia de la tierra, así como por la entrada de proyectos de desarrollo que no toman en cuenta los intereses de las poblaciones locales es, en el fondo, una lucha entre dos formas de ver el mundo
, plantea el doctor Neil Harvey, investigador de la Universidad Estatal de Nuevo México. Se trata de un modelo que busca construir una alternativa desde las comunidades mismas y otro que es diseñado afuera, y su desencuentro genera conflictos.
El especialista, autor de La rebelión de Chiapas (Ediciones Era, 2000), participó en el séptimo Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales con la conferencia magistral La construcción de la autonomía y los límites del multiculturalismo en México. El tema general del congreso –que comenzó el 18 de agosto y culminó el viernes pasado– fue El campo mexicano sin fronteras, y participaron investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma Metropolitana, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Universidad Autónoma de Chiapas, entre otras instituciones; también estuvieron presentes la Sociedad Civil Las abejas, el Centro de Desarrollo Indígena Campesino de la Mixteca y la Asociación Maya Uku’x Be, de Guatemala.
Harvey explica que su planteamiento cuestiona ciertas reformas que se han dado en México, en América Latina y en muchos países del mundo en los pasados 20 años sobre “la relación entre el estado y los pueblos indígenas, que se presentan como cierto reconocimiento a la diversidad cultural, porque sabemos que por siglos los indígenas no fueron tomados en cuenta como pueblos con derechos propios: el Estado se construyó con una imagen homogénea de la población y prácticamente negaba la diversidad étnica, pero a partir de los años 60 se gestaron movimientos dentro de los pueblos indios que cuestionaron este modelo y lucharon por ganar el reconocimiento, y con ello la posibilidad de gobernar sus propias comunidades; pero los resultados de las reformas que finalmente se dieron no han sido satisfactorios, han sido muy limitados, porque no reconocen el derecho de autonomía dentro de la nación, es decir el derecho de gobernarse.
Entonces ha habido un reconocimiento demasiado superficial de la diversidad cultural, y por eso siguen las luchas por la autonomía.
–Eso nos hace pensar en el resultado, en el incumplimiento, de los Acuerdos de San Andrés.
–Es importante señalar que la falta del cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés se debe a que el gobierno federal no se ha sentido obligado a efectuar lo firmado. En otros casos de América Latina los gobiernos cumplen con acuerdos de paz cuando hay presión internacional, cuando hay presión de grupos de poder dentro del país (grupos de poder económico) y, desde luego, de la sociedad civil, que son los que realmente quieren esos cambios, y en México solamente la sociedad civil mantuvo esa presión, pero lo que hizo el gobierno fueron cambios en el terreno electoral, con los partidos políticos, haciendo a un lado la necesidad de dialogar con los pueblos indios (con los zapatistas, principalmente).
El gobierno no se sentía obligado a cumplir lo que había firmado en San Andrés, y eso es grave, porque no responde a las causas de la rebelión, lo único que hace es aparentar reconocimiento cultural, por eso la construcción de la autonomía en México se ha dado al margen de las instituciones; o sea, el proyecto de los zapatistas ha sido continuar con esa construcción.
En este sentido, el especialista reconoce que ha habido avances en los proyectos de educación y salud, la formación de promotores y la organización de trabajos colectivos.
El problema es que siempre existe esa amenaza de que no se puede consolidar libremente por los conflictos que surgen con grupos de otra filiación política y los proyectos de desarrollo que no toman en cuenta los intereses de la población de las comunidades. En el terreno, el conflicto se expresa de maneras diferentes: hay ciertos acuerdos entre grupos de diferente filiación política o religiosa, pero el problema son las presiones de afuera, proyectos que el gobierno impulsa con fines comerciales. Por eso hace falta un debate a fondo sobre esas políticas.
El doctor Neil Harvey sostiene que la construcción de la autonomía es una salida posible al conflicto: permitiría gobernar en la diversidad de manera incluyente, donde todos podrían sentir que participanen las decisiones
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