Diversas hipótesis buscan el porqué del dominio aplastante de Jamaica en las pruebas de velocidad
Sábado 22 de agosto de 2009, p. a36
Berlín, 21 de agosto. El dominio aplastante de Jamaica en las pruebas de velocidad, tanto femeninas como masculinas –demostrado esta semana por Usain Bolt y Shelly-Ann Fraser–, de los Juegos de Pekín y del Mundial de Atletismo de Berlín hace que muchos se pregunten si la clave no reside en que en la isla se quedaban los esclavos más fuertes y rebeldes.
Esa hipótesis es la defendida por el doctor William Aiken, jefe de Urología del Hospital Universitario de las Indias Occidentales y presidente de la Sociedad Jamaiquina de Urología.
Como Jamaica era una de las últimas paradas de los barcos cargados con esclavos, eso quería decir que sólo los más fuertes sobrevivían al desembarco en la isla
, afirma en un de sus estudios.
Stephen Francis, entrenador de Asafa Powell, suscribió esa misma tesis en el diario francés L’Equipe en 2008.
Todos somos descendientes de esclavos. Nuestros ancestros eran particularmente resistentes, ya que habían sobrevivido a un terrible viaje desde África. En esa época de la trata de negros, Jamaica era sólo una primera etapa antes de Estados Unidos. Pero los más rebeldes no eran enviados al continente por temor a que crearan problemas en las plantaciones. Se quedaban en Jamaica y nos han legado su fuerza y su carácter
, afirmó.
Pero muchas otras voces no creen en esta posición y piensan más en que en Jamaica se ha cimentado una pasión por el atletismo que hace que muchos niños lo practiquen, como una salida para triunfar en el deporte, después de que Merlene Ottey abrió al camino tras salir de un barrio muy pobre.
Asafa Powell, medallista de bronce en este Mundial de Atletismo de Berlín en los 100 metros planos, defiende esta opinión.
Por su parte, el padre de Bolt, Wellesley, piensa en las propiedades extraordinarias de una hortaliza que crece en Jamaica, el ñame o yam de Trelawny, un género de plantas tropicales cuyo tubérculo se usa ampliamente para la alimentación en la isla.
Pero el hecho de que hayan salido otros atletas jamaiquinos, nacidos en la isla, pero criados en otros lugares y que han sobresalido, solidifica la creencia de que existe algo genético en los velocistas de este país caribeño.
Los canadienses Ben Johnson y Donovan Bailey y el británico Linford Christie, los tres campeones olímpicos, son de origen jamaiquino.
Y es que la tradición velocista se remonta a décadas. En 1948, Arthur Wint fue su primer oro olímpico en 400 metros. Herb McKenley consiguió cuatro en dos juegos, 1948 y 1952, lo mismo que Don Quarrie entre 1968 y 1980. Por su parte, Merlene Ottey subió nueve veces al podio en unos juegos entre 1980 y 2000.
La pasión por la velocidad es en Jamaica una tradición como el reggae. Cada año, en primavera, en el National Stadium de Kingston, se enfrentan todas las escuelas del país en el Inter Secondary Schools Sports Association Boys and Girls Athletic Championships.
Más de 2 mil 500 jóvenes compiten durante cuatro días ante una multitud de entre 20 mil y 30 mil espectadores. Jamaica es a la velocidad lo que La Meca es a los musulmanes
, dijo una vez Ato Bolton, de Trinidad y Tobago, plata olímpica de 100 metros en Sydney-2000.
La velocidad corre en la sangre de todos los jamaiquinos y muchos atletas, como Usain Bolt y Shelly-Ann Fraser, siguen en la isla, pese a las dificultades económicas y no aceptan las ofertas de las universidades estadunidenses, que solían llevarse a los mejores talentos del país.
Allí son venerados y sienten el cariño de la gente, que ya considera a la velocidad el deporte nacional.